D I Á LO G O S C O N M E R L Í
( O C Ó M O N U N C A D E J A R E M O S D E C U E S T I O N A R )
“No hay revolución sin cambios”. Esto también aplica a la educación, que ha visto cambios radicales (como todo) por el aceleradísimo paso de la tecnología y el acceso a la in- formación. Ante la pregunta de para qué sirve la educación y las universidades hoy en día, aquí algunas respuestas.
P O R : S A B I N A B A U T I S T A
L a puerta se abre y entra un pequeño torbellino, en cuyas mejillas enrojecidas escurre sudor y juego. Bota la mochila en el asiento trasero y me saluda con la espontaneidad y despreocupación de sus siete años. ¡Hola, mamá! Iniciamos así el ritual de mediodía en el cual intercambiamos el mismo diálogo: - ¿Cómo te fue en la escuela? - Bien. - ¿Qué hiciste? - Jugar con mis amigos. - ¿Y qué aprendiste? - Nada. - ¿Nada? ¿Y para qué te mando a la escuela enton- ces si no aprendes nada?
de sándwich de la lonchera y le da pequeñas mordi- das, mientras mastica su respuesta.
- Mamá, ¿tú te acuerdas de todo lo que aprendiste cuando eras chiquita? - No –respondo temiendo una de sus salidas des- concertantes. - ¿Entonces por qué tengo que aprender algo que se me va a olvidar? Sí, esas son las típicas preguntas infantiles, cargadas de sabiduría e ingenuidad, que tanto desconciertan a los adultos.
- Bueno –le dije– porque así tendrás cultura general y la usarás cuando la necesites. - Cuando necesite saber algo, lo buscaré en internet.
Veo sus ojitos por el retrovisor, ha sacado un pedazo
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