“Yo no creé el fascismo, lo extraje de las mentes inconscientes de los italianos”
E U R O P A
N I C O L A E C E AU S E S C U Presidente de Rumania
15 AÑOS EN EL PODER
Ceausescu tenía una firme obsesión como presidente: construir el Parlamento más grande del mundo, al que bautizó “La casa del pueblo”. Lo logró, aunque de paso destruyó aldeas históricas y mo- numentos… Hoy lo conocen como “El edificio administrativo más grande del mundo”. O más preciso: “El edificio administrativo más grande del mundo sin agua corriente, electricidad ni calefacción, como el resto del pueblo”. No usaba dos veces el mismo traje porque pensaba que lo querían envenenar con una sustancia especial que, según él, se mezclaba con la tela. A su esposa Elena se le atribuye una epidemia de SIDA en los niños rumanos, especialmente en los orfanatos. El “Buen comunista”, llamado así por los estadounidenses, finalmente fue ejecutado junto a su esposa, bajo los cargos de genocidio, desfalco, destrucción de la economía y del patrimonio nacional.
B E N I TO MU S S O L I N I Primer Ministro de Italia
23 AÑOS EN EL PODER
El padre del fascismo. Pretendía ser visto como el salvador de Italia y regresar el esplendor del Imperio Romano en un Make Europe Inhospitable Again . Creía que el Estado era un vehículo para personificar el poder absoluto y que solo una minoría poderosa debía mantener ese poder. Hay personas que el único talento que tienen es el de pretender que lo tienen. Ya con años entrados en el poder, los funcionarios y oficiales italianos le decían que sí a todo lo que ordenaba Il Duce, sin tomar ningún tipo de acción después. Mussolini prohibió la huelga, declaró ilegal la prensa opositora, deportó a judíos-italia- nos a campos de exterminio e invadió Etiopía. En un momento, citó a periodistas de todo el mundo para una conferencia. Se encontraron con un hombre serio, sentado, mientras leía un libro en silencio. Hemingway, invitado en ese entonces para cubrir el evento, logró ver el libro que tenía tan absorto al gran líder: un dic- cionario francés-inglés, al revés. Y, por cierto, recibió su nombre gracias a nuestro propio Benito Juárez, a quien su padre admiraba.
“¡Que el pueblo sea el espejo en el que me veo todas las mañanas!”
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