360 UDEM No.2- Tenemos que hablar de tu abuso de whatsapp

E R E S L O Q U E P U B L I C A S

borrado, que igual fue visto por alguien o hasta regis- trado en una screenshot . Por medio de herramientas como machine learning e inteligencia artificial, Google puede predecir el com- portamiento y los gustos de los usuarios a partir de datos. Además, nadie lee los términos y condiciones en los que claramente (o ni tanto) se explica que toda la información se queda registrada en los servidores. Google, Facebook y Amazon, los más poderosos, son dueños de tu vida digital y no tú. “Todo tiene un precio en el mundo capitalista. Si algo es gratis, tú eres el producto, por eso hay que tener cuidado. Entre más alto sea tu estatus, corres más riesgo: tu privacidad ya es pública y tú ni siquiera lo sabes”, comenta Mauricio (22). De ese vasto tesoro de información, también toma buen provecho la política, como cuando revelaron que la compañía Cambridge Analytica utilizó los per- files de Facebook de 50 millones de personas para planear la campaña de Donald Trump en 2016 –y por lo cual Zuckerberg se tuvo que presentar ante los congresistas de Estados Unidos–. “Muchos dicen que las embajadas checan tus cuentas de Facebook e Instagram para ver quién eres o con quién te rela- cionas, y así decidir si te dan la visa”, cuenta Jimena (19). “Asusta…”. Parece broma, pero es cierto. Las autoridades cada vez se fían más de nuestros ‘yos’ digitales por la can- tidad de horas que les dedicamos y se fijan no sola- mente en nuestros comentarios o fotos… también en las de nuestros amigos. E N L O S Ú LT I M O S A Ñ O S , G O O G L E H A R E C I B I D O S O L I C I T U D E S P A R A E L I M I N A R A L M E N O S 2 . 4 M I L L O N E S D E E N L A C E S D E L O S R E S U LT A D O S D E B Ú S Q U E D A .

En agosto pasado, el estudiante palestino de pri- mer ingreso Ismail Ajjawi (17) llegó a Boston lleno de ilusiones y listo para empezar su sueño de estudiar en Harvard, pero todo se frustró muy rápido: en el aero- puerto lo interrogaron por más de cinco horas y al final le pidieron que desbloqueara su laptop y su celular. Los oficiales de migración le dijeron que sus amigos en redes sociales habían subido comentarios negati- vos sobre Estados Unidos. “Les dije a las autoridades que yo no había reali- zado ningún comentario político y que no podía ser responsable de los posteos de otros usuarios, amigos o no. No tenía nada que ver con estos comentarios, no les di like o share ni los comenté”, le dijo Ajjawi a The Harvard Crimson , el periódico estudiantil de la univer- sidad. No fue justificación suficiente: los oficiales le cancelaron en ese momento su visa y lo deportaron, algo que Ajjawi consideró como una acción de las po- líticas de migración extremistas de la administración del presidente Donald Trump. Así se comportan hoy los gobiernos, y el mercado no se queda atrás. Aunque en muchas ocasiones cada usuario debe aceptar el acceso a su información, los metadatos que tienen que ver con la publicidad son los que los anunciantes utilizan para crear perfiles psi- cográficos o de consumo para sus campañas. Marke- tingSherpa descubrió, por ejemplo, que 85 por ciento de los internautas en Estados Unidos sigue al menos a una marca comercial. EL DILEMA: ¿BORRAR, ABSTENERSE O FLUIR? Muchos se preguntan cómo asumir esa ‘digitalidad’ inevitable de la vida actual. Hay quienes optan por administrar mejor sus perfiles; otros, por abstenerse, autocensurarse o por limpiar su armario cibernético. Hay quienes incluso han abogado a las leyes para que se borre su impronta digital. En los últimos años, Goo- gle ha recibido solicitudes para eliminar al menos 2.4 millones de enlaces de los resultados de búsqueda.

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