Hilando voces: estudio del discurso de odio en la escuela

Estudio del discurso de odio en la escuela

El profesorado tampoco percibe un apoyo de madres y padres al tratar el problema ya que su experiencia es que o bien defienden a sus hijos o hijas o desconocen el problema cuando se tratan de la parte agresora, o incluso se ponen de lado de la parte agresora o relativizan el problema cuando se trata de madres y padres de víctimas. La percepción del profesorado es que madres y padres presentan una actitud semejante al del alumnado. El alumnado por su parte también comparte esta percepción. Algunas víctimas se- ñalan a madres y padres del alumnado agresor como parte del problema o que no ponen solu- ción aun conociéndolo, y también indican que madres y padres de las víctimas no tienen ca- pacidad de proporcionar soluciones al problema. Las víctimas tienen la impresión de que el pro- fesorado se desentiende del problema porque lo consideran aspectos que deberían solucionarse en el seno familiar (aspecto último que es com- partido por el profesorado pese a que no existe tal desentendimiento). La percepción del profesorado es que las re- des sociales, grupos de WhatsApp y móviles (herramientas que muchas veces se utilizan en casa y fuera de los horarios de instituto) son un problema cuyo uso fomenta el discurso de odio. Las redes sociales son consideradas por el alumnado como una fuente de conflictos y una herramienta muy usada por agresorespara subir materiales como imágenes o vídeos o su- plantar la identidad de las víctimas. Mientras que el profesorado se decanta por la no utilización de teléfonos móviles en el centro, el alumnado (incluso víctima) opina que debe edu- carse sobre su uso más que prohibirlo. La mayo- ría de los docentes opta por restringir o prohibir el uso de los móviles porque consideran que son una fuente de problemas para la enseñanza y la convivencia, y destacan la falta de competencia digital. Con frecuencia, además, se atribuye a las familias la responsabilidad de educar en el uso responsable, expresando la impotencia para educar desde el Centro o mediante la actividad docente. Algunos docentes también cuestionan

si la prohibición es una buena solución al pro- blema de su mal uso y que la solución pasa en primer lugar por la educación. El alumnado, por su parte, pone en cuestión la utilidad de la prohi- bición del móvil, y señala que a pesar de la pro- hibición se siguen produciendo situaciones de daño hacia los compañeros. Algunos se expre- san en contra de que se les retire y, más que la prohibición, se debería apostar por enseñarles a utilizarlo correctamente. Manifiestan, además, el deseo de que se permita usar en determinados momentos o para ciertas actividades de clase, por ejemplo, trabajos que impliquen alguna parte de investigación. A pesar de ello, sí que son cons- cientes de que los móviles son una herramienta que se puede usar para conductas relativas al acoso o el discurso de odio, e incluso que se de- bería retrasar el inicio de su uso, tal vez hasta los 13 o 14 años. El fútbol también es identificado con uno de los problemas y una fuente de discurso de odio entre el alumnado. Por otro lado, el alumnado reconoce que el discurso de odio aparece y se fomenta en las redes sociales y los móviles, se- ñalando específicamente Twitter, Tick Tock e Instagram como las más problemáticas. Las actividades para afrontar el discurso de odio son un tema sobre el que no hay coinci- dencia. Los docentes manifiestan dificultades como la escasa implicación del claustro, la fal- ta de formación y el sobreesfuerzo que exige. Sin embargo, se intenta trabajar y se expresa que se podría hacer más, por ejemplo, con la puesta en marcha de programas de mediación y de educación, así como la promoción de las tutorías, o la labor del departamento de activi- dades extraescolares. Otra solución pasaría por fomentar el uso de la figura de los mediadores, es decir, alumnos mayores que median en un conflicto, y donde a veces no haría falta que el caso llegase a los profesores si ellos actúan de forma correcta. El alumnado relata que los cen- tros no están tomando las suficientes medidas de prevención, bien por falta de interés o bien por desconocimiento. Se constata globalmente

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