una visión muy crítica del alumnado (quizás por haber sufrido algún caso) en relación con las actuaciones del centro, que perciben poco úti- les. No valoran actividades como las charlas o dudan de la comprensión de los docentes. Tam- bién, en ocasiones, manifiestan estar cansados de que se realicen tantas actividades en defen- sa de los derechos de la mujer. E, incluso, algún estudiante de Instituto público de Secundaria manifiesta que los problemas de discurso de odio se atienden mejor en centros concertados o privados. El alumnado propone actividades de carácter más creativo y lúdico como grupos de lectura, concursos de arte, cárteles y otras iniciativas. Tanto docentes como alumnado in- dican que, aunque la biblioteca podría ser un lugar importante para luchar contra el discurso de odio, en la práctica no parece ser tan rele- vante por estar infrautilizada. El alumnado la ve más como refugio, un lugar seguro, que como herramienta que se pudiera utilizar para la pre- vención. No obstante, el alumnado sí señala que actividades como grupos de lectura, con- cursos de arte, cárteles y otras iniciativas (que tal vez sí podrían realizarse desde la biblioteca) podrían ser estrategias efectivas para combatir el discurso de odio en el instituto.
Los resultados obtenidos indican que es necesa- rio tratar el problema de discurso de odio en los centros educativos, pero hacerlo con rotundidad y con rigor, no con pequeños parches. Así lo evi- dencia una de las personas entrevistadas:
C3EP6 Nadie debería venir al instituto con miedo. Deberíamos hacer algo porque estoy segura de que aquí hay gente que viene con miedo, hay gente que sufre en silencio y nadie hace nada
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