REVISTA CASA PILAR N.1

Pueden ser elegantes ciertos objetos y creaciones del hombre como la forma de un jarrón, la línea de un automóvil, la fachada de un edificio, el gálibo de un yate, el corte de un vestido. Pero también son elegantes ciertas cosas de la naturaleza, el perfil de una serranía, el álamo en forma de huso, la espalda de un caballo o de un toro. El hombre puede poseer la elegancia en la figura de su cuerpo, pero también en su alma o modo de ser; hay gestos elegantes y hay acciones que lo son, puesto que existe una elegancia moral que no es igual a la simple bondad u honestidad. En fin, hasta hay sentimientos elegantes, porque es curioso recordar que dos seres tan distantes en todo como Aristóteles y la reina gótica doña Blanca de Navarra, coinciden casi en las palabras de esta misma frase: "La melancolía, propia de toda alma bien nacida, la melancolía es un sentimiento elegante; no lo es la tristeza”. Elegante principalmente es ser educado y gentil.

EN LA CUNA SE EMPIEZA

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