Tradicionalmente, los estudios de innovación han visto a las actividades de I+D como el motor del proceso de innovación. Desde sus inicios como disciplina científica, la investigación identificaba el problema de la innovación como un problema de escasos incentivos privados para invertir en investigación (particularmente en investigación básica), siendo esta una pieza fundamental del desarrollo tecnológico. Estos bajos incentivos privados, de acuerdo con este enfoque, tienen como origen la idea de que el conocimiento nuevo, una vez generado a partir del esfuerzo investigador, se convierte en un bien “público” transferible a muy bajo coste. Esto dificulta la apropiación de beneficios privados, y los mecanismos legales de apropiación (como, por ejemplo, las patentes) sólo pueden resolver este problema a una muy baja escala (Nelson, 1959; Arrow, 1962).
21
Made with FlippingBook - Online Brochure Maker