LA INNOVACIÓN ABIERTA EN GALICIA
Hacia finales de la década de los ochenta, diversos trabajos sobre los problemas de la transferencia de conocimiento entre agentes dieron un giro radical a este enfoque (Freeman, 1987; Cohen & Levinthal, 1990; Lundvall, 1992; Von Hippel, 1994). Para estos autores, la innovación debe ser vista como un proceso interactivo en redes de colaboración, en el que es fundamental el desarrollo de capacidades que permitan reconocer, asimilar y utilizar el conocimiento externo a la empresa. Así, la capacidad de absorción de conocimiento de los agentes se convirtió en la principal explicación de los obstáculos para innovar y, por tanto, de las diferencias de desarrollo económico entre regiones (Fagerberg, Srholec & Verspagen, 2010). Bajo esta perspectiva, el gasto en I+D y la absorción de conocimiento externo son complementarios . No cabe duda, y así lo demuestra la evidencia empírica, de que las empresas más innovadoras son aquellas que más gastan en I+D y colaboran más con otros socios para desarrollar proyectos innovadores. Pero esta afirmación ha llevado a algunos investigadores a otra pregunta. ¿Pueden el gasto en I+D y la absorción de conocimiento externo ser sustitutos? Es decir, ¿podemos encontrar casos exitosos de empresas en las que la colaboración con otros agentes haya sustituido a las actividades de I+D internas? En principio, el gasto en I+D y la absorción de conocimiento externo no pueden ser sustitutos perfectos, debido a la doble faceta del gasto en I+D (Cohen & Levinthal, 1989). Por un aparte, las actividades de I+D de la empresa posibilitan la creación de conocimiento nuevo como fundamento del desarrollo tecnológico, y simultáneamente potencian su capacidad para reconocer, asimilar y utilizar el conocimiento de su entorno. Es decir, la I+D potencia la capacidad
de absorción de conocimiento externo de la empresa. No obstante, existe evidencia de que un cierto grado de sustitución es posible. De hecho, el trabajo clásico de Freeman (1995) sobre los sistemas nacionales de innovación muestra que las redes de colaboración permitieron a Japón tener un desempeño innovador en el sector de alta tecnología más satisfactorio que la Unión Soviética, con un gasto sustancialmente menor en I+D (como porcentaje del PIB). Trabajos más recientes muestran la posibilidad de esta relación de sustitución a nivel de empresa (Berchicci, 2013; Díaz-Díaz & de Saá Pérez, 2014). Por supuesto, un problema de fondo en la posibilidad de una relación de sustitución entre gasto en I+D y redes de colaboración es que, ante un gasto en I+D reducido, la capacidad de la empresa para absorber conocimiento externo será también reducida. En este sentido, es fundamental explicar en estos casos qué podría permitir a la empresa vencer este obstáculo. A este respecto, diversos estudios apuntan al papel de “intermediarios del conocimiento” (como los KIBS y, en particular, los centros tecnológicos), ofreciendo formación, asesoría y soluciones tecnológicas a las empresas para, de esta forma, potenciar su capacidad de absorción de conocimiento externo (Mas-Verdú, 2007; Hervas- Oliver, et al. , 2012; Fukugawa, 2016). En este trabajo de investigación mostramos que Galicia puede verse como el caso de una región en transición hacia este modelo, caracterizado por un bajo nivel de gasto empresarial en innovación, pero intensivo en la formación de redes de colaboración para la innovación. Y la creciente participación de los centros tecnológicos en la región podría, dentro de este proceso, estar jugando un papel central en la potenciación de la capacidad de absorción de conocimiento de las empresas gallegas.
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