Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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“ contratransferencia diagnóstica ” (Casement, 1987). Desde este enfoque, la contratransferencia se entiende como una co-creación entre dos-personas , y la transferencia y la contratransferencia como las metas del proceso dinámico. Esta perspectiva también empezó a vincular el fenómeno del enactment con la contratransferencia – lo que algunos consideran el primer paso hacia la violación de los límites: las “ actualizaciones ” de la transferencia y la contratransferencia. La conceptualización de la relación entre “identificación proyectiva” y “contratransferencia” juega un papel importante en estos avances internacionales. Las ideas de Heimann y Racker, junto con las de Winnicott y otros autores independientes, han sido desarrolladas y ampliadas por Grinberg (1956), Bion (1959), Ogden (1994a) y muchos otros que se han centrado en el uso del ensueño del analista y en el proceso que convierte el objeto/espacio/encuadre/campo analítico en una configuración triádica de intercambio diversamente conceptualizada (Baranger, 1961/2008; Bleger, 1967; Green, 1974), lo que significa que el paciente y el analista crean algo nuevo – un “tercero”, en términos de Ogden (1994b). En Argentina, el enriquecimiento del debate de la teoría metapsicológica y clínica sobre el tema de los compromisos proyectivos-introyectivos contratransferenciales (incluyendo las dramatizaciones y los enactments ) ha hecho avanzar aún más la conceptualización de la contra-identificación proyectiva de León Grinberg (1956). Mientras que para Racker y Heimann, a pesar de que su conceptualización sea un tanto distinta, el uso de mecanismos de identificación proyectiva en el contexto de la contratransferencia equivale a la reacción del analista, quien se identifica con ciertos objetos internos o aspectos del paciente; para Grinberg, lo más importante son los elementos comunicativos arcaicos del intercambio proyectivo-introyectivo , una dirección que más tarde también siguió Bion. La propuesta inicial de Grinberg fue que la contra-identificación proyectiva emplea un “ cortocircuito ” en la interacción de la pareja analítica. Según Grinberg, el paciente “coloca” algunos elementos de sí mismo en la psique del analista con tal violencia proyectiva que éste, como receptor pasivo, los asimila de forma real y concreta (1956, p. 508). Al referirse a su concepto en relación con el acting out , Grinberg (1968) escribe: “El analista que sucumbe a los efectos de las identificaciones proyectivas patológicas del paciente, puede reaccionar a dichas identificaciones como si ‘real y concretamente’ hubiese adquirido los aspectos que se le proyectaron (partes del sujeto u objetos internos del paciente). El analista se ‘ ve llevado ’ pasivamente a desempeñar el papel que, en forma activa aunque inconsciente, el analizando “forzó” dentro de él. He llamado a este tipo de respuesta contratransferencial ‘contra-identificación proyectiva’” (p. 172). En comparación con la contratransferencia complementaria de Racker, en que la respuesta emocional del analista se basa en sus propias ansiedades y conflictos, identificándose con objetos internos parecidos a los del analizado, Grinberg conceptualizó la respuesta del analista de forma relativamente independiente de sus

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