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dramáticas del mundo interior del paciente, ya sea en una sesión o en la vida cotidiana. El término re-enactment tiene el mismo significado. En su artículo, “Sobre los enactments de la contratransferencia”, Jacobs (1986) define los enactments como situaciones en que el analista se ve sorprendido por su propio comportamiento contratransferencial y supuestamente inadecuado. Más tarde, el analista observa conexiones entre su comportamiento, la inducción emocional del paciente y sus propias características personales. Jacobs (1991, 2001) esclareció, enfatizó y popularizó el término enactment . Utilizó el término para nombrar una ocurrencia específica, que sucede durante el análisis, cuando la psicología del paciente se exterioriza frente al analista. Lo que trataba de transmitir es que los enactments son comportamientos del paciente, del analista, o de ambos, que surgen como respuesta a conflictos y fantasías agitados por el trabajo terapéutico en curso . Si bien están vinculados a la interacción que se da con la transferencia y la contratransferencia, estos comportamientos también están conectados a pensamientos asociados, fantasías inconscientes y experiencias infantiles y de niñez a través de la memoria. Por lo tanto, para Jacobs, la idea del enactment contiene en su interior la noción del reenactment (del inglés, recreación), es decir, la experiencia de revivir instantes y fragmentos del pasado psicológico por parte de los dos miembros de la situación psicoanalítica. El concepto de enactment de Jacobs coincide con la noción un tanto paradójica de Winnicott (1963), según la cual, si el análisis va bien y se profundiza en la transferencia, el paciente conseguirá que el analista le falle, puesto que esto es primordial en la fase de omnipotencia infantil, es decir, en la transferencia. Sin embargo, Jacobs no fue el primero. Hans Loewald ya había utilizado el término en “El psicoanálisis como un arte y el carácter fantástico de la situación psicoanalítica” (1975). Él escribió que, “…[el] proceso al que se comprometen analista y paciente…implica una recreación, una dramatización de aspectos de la historia de la vida psíquica del paciente, creada y escenificada conjuntamente con el analista y dirigida por él.” (pp. 278-9) El paciente y el analista co-crean una ilusión dentro de la neurosis de transferencia. El paciente toma la iniciativa en la recreación de la fantasía, como si se tratara de una obra de teatro. El papel del analista es multidimensional. Él o ella es a la vez director y varios personajes de la vida del paciente. El paciente y el analista son co-autores de esta tragedia, que se experimenta como fantasía y realidad. En lugar de simplemente asumir los roles, el analista los refleja hasta que el paciente es capaz de acceder a su vida interior y, entonces, poco a poco va tomando el mando de la dirección, el guión. La “imitación de una acción… en forma de acción” de Aristóteles correspondería, en términos psicoanalíticos, tanto a la recreación como a la repetición. Schafer (1982), compañero de Loewald, también creyó que las múltiples narraciones de uno mismo o storylines podían corresponder a las diferentes versiones de la historia del analizado, representada con el analista (como una tragedia de encarcelamiento, renacimiento o rivalidad edípica).
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