Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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EL INCONSCIENTE Entrada tri-regional

Consejo editorial interregional: Jose Renato Avzaradel (América Latina), Allannah Furlong (América del Norte) y Judy Gammelgaard (Europa) Copresidenta y coordinadora interregional: Eva D. Papiasvili (América del Norte)

I. INTRODUCCIÓN Y DEFINICIÓN INTRODUCTORIA

Ha sido universalmente aceptado que la noción de inconsciente es el descubrimiento fundacional del psicoanálisis y la principal hipótesis de la teoría psicoanalítica desde sus inicios. A pesar de que el concepto experimentó sucesivas transformaciones en la teoría de Freud, el inconsciente de la tópica freudiana, con su concepción descentrada de la subjetividad, sigue siendo la propuesta más importante y radical del psicoanálisis clásico. Si bien Freud no fue el primero en utilizar el término, si fue el primero en otorgarle un lugar decisivo y sistemático en su metapsicología, y en elaborar un enfoque metodológico para hacer frente a sus diversas manifestaciones. Freud (1912a) presentó una hipótesis breve y concisa para explicar los procesos psíquicos inconscientes. Según él, estos procesos abarcan fenómenos clínicos como la sugestión post-hipnótica y los síntomas neuróticos, sobre todo los histéricos, pero también fenómenos no patológicos como las bromas, los actos fallidos (o deslices freudianos) y los sueños. La hipótesis de que existen fenómenos inconscientes se remonta a las prácticas de curación espiritual, animismo, magnetismo, mesmerismo, hipnotismo y a la psicología médica del siglo XIX. Estas prácticas comparten una concepción dual de la mente, ya que opinan que está compuesta de lo observable y de su anverso, es decir, de aquello oculto en lo que se cree y/o se percibe de forma intuitiva. Mientras que en los primeros años de su carrera Freud parece aceptar este dualismo neo-cartesiano, más tarde desarrolla una concepción muy diferente del inconsciente: deja de entenderlo como una segunda conciencia para pasar tratarlo como una serie de “actos psíquicos” diferenciados de la mente consciente, racional y adulta. Los psicoanalistas no son los únicos en considerar que la mente está subyugada a un “extranjero interior”, pero ellos transforman en objeto de estudio las implicaciones epistemológicas, clínicas y éticas de esta presencia perturbadora y potencialmente transformadora. Sin la noción de los procesos inconscientes, argumentó Freud, estamos perdidos si queremos explicar los fenómenos mentales (1915c, pp. 166-171). Él “nunca dejó de insistir, incansablemente, en los argumentos a favor de ello, ni de combatir las objeciones que se le oponían” (Strachey, en: Freud, 1915c, p. 161).

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