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del inglés; en español generalmente se utilizan minúsculas. La nomenclatura teoría tópica (empleada por el psicoanálisis norteamericano de habla inglesa) equivale a la primera tópica en jerga europea y partes del mundo psicoanalítico canadiense de habla francesa; también son sinónimos la teoría estructural norteamericana y la segunda tópica (o tópica tardía) europea y francófona de algunas zonas de América del Norte. En cualquier caso, los nombres de ambas teorías se emplean indistintamente. A menos que se indique lo contrario, se utilizan cursivas para subrayar la terminología conceptual. Las principales contribuciones teóricas de Freud al tema del inconsciente se pueden encontrar en las siguientes obras: Capítulo VII de La interpretación de los sueños (1900b), Trabajos sobre metapsicología (1915 a, b, c) y El yo y el ello (1923a). Se puede encontrar un resumen de las conceptualizaciones del inconsciente de Freud en: Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916, 1917), Dos artículos de enciclopedia (1923b), Nuevas conferencias introductorias al psicoanálisis (1933) y Esquema del psicoanálisis (1940a). Strachey advierte al lector inglés que la palabra inglesa “inconsciente” presenta una ambigüedad apenas observable en alemán. Las palabras alemanas “ bewusst ” y “ unbewusst ” son participios pasivos y su sentido literal vendría a ser el “consciente conocido” y el “consciente no conocido”. Para Freud, la conciencia y la inconsciencia eran experiencias pasivas .
II. RESUMEN DE LAS CONCEPTUALIZACIONES FREUDIANAS DEL INCONSCIENTE
II. A. El descubrimiento del inconsciente dinámico (1893-1900) El psicoanálisis nació con el descubrimiento revolucionario de Freud de la función dinámica de la defensa en la etiología de la histeria. La defensa contra los recuerdos (la represión) fue clave para entender la importancia de la resistencia, “… yo tenía que superar en el paciente una fuerza que contrariaba el devenir-consciente (recordar) de las representaciones patógenas . Una inteligencia nueva pareció abrírseme cuando se me ocurrió que esa podría ser la misma fuerza psíquica que cooperó en la génesis del síntoma histérico y en aquel momento impidió el devenir- consciente de la representación patógena” (Breuer y Freud, 1893-1895, p. 268, énfasis en el original). Según Freud, esta fuerza de resistencia, así como su contraria, la fuerza que emerge del material patógeno rechazado, era hasta cierto punto cuantificable con los recuerdos “estratificados”, y proporcional según su proximidad al “núcleo patógeno”. De hecho, según él, fue debido a la represión que la idea se convirtió en la causa de los síntomas mórbidos, es decir, se volvió patógena (ibíd., p. 285). Para ser efectiva, la represión exige un constante desgaste de energía. Los síntomas son el resultado del fracaso de la represión, es decir, el retorno de lo reprimido. Al mismo
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