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todavía no dominaba el lenguaje o porque en ese momento su mente no estaba preparada para procesar esas escenas. En consecuencia, adquieren la calidad de “ cosas ” no simbolizadas. Este mecanismo causal y primario del inconsciente pasó a un segundo plano cuando, en la siguiente etapa de la elaboración de su teoría, Freud matizó que el factor determinante de la psicopatología posterior era la fantasía, en vez del trauma/escena de seducción pre-adulta (Freud, 1892-1899, Carta del 21 de septiembre, 1897, p. 260). La idea de que los recuerdos son cuerpos internos extranjeros que se manifiestan en forma de ataques internos fue sustituida por la idea de la fantasía, la cual acabó convirtiéndose en la piedra angular de lo que Freud llamó realidad psíquica, aunque siempre siguió cuestionándose la importancia relativa del “ trauma sexual ” vs la “ fantasía ”. El hecho de entender que la fantasía jugaba un papel muy importante en los sucesos mentales, le abrió la puerta a descubrir la sexualidad infantil y la fantasía universal del complejo de Edipo , que describe en la carta del 15 de octubre de 1897: “Se me ha ocurrido sólo una idea de valor general. También en mí comprobé el amor por la madre y los celos contra el padre, al punto que los considero ahora como un fenómeno general de la primera infancia… Si es así, se comprende perfectamente el apasionante hechizo del Edipo rey… el mito griego retoma una compulsión del destino que todos respetamos porque percibimos su existencia en nosotros mismos. Cada uno de los espectadores fue una vez, en germen y en su fantasía, un Edipo semejante, y ante la realización onírica trasladada aquí a la realidad todos retrocedemos horrorizados, dominados por el pleno impacto de toda la represión que separa nuestro estado infantil de nuestro estado actual.” (Freud, 1892-1899, p. 265). Freud nunca acabó de abandonar la concepción etiológica del trauma sexual (1914, p. 17), pero más tarde declaró que “la realidad psíquica pide ser apreciada junto a la realidad práctica”, y “la fantasía de la seducción presenta un interés particular, aunque sólo sea porque a menudo no es una fantasía, sino un recuerdo real” (1917, p. 370). Más adelante revisó el concepto de Nachträglichkeit y lo amplió en el importante caso de “El hombre de los lobos” (Freud, 1918). Una de las principales preocupaciones de Freud, presente en todos sus escritos, fue el querer articular el impacto de los estímulos traumáticos procedentes del exterior en forma de percepciones, con los estímulos traumáticos procedentes del interior de la mente en forma de pulsiones y fantasías. En relación con este trabajo , a partir de 1897, Freud empezó a delinear los contornos irregulares de los procesos y mecanismos que gobiernan el inconsciente, que más tarde se conocerían como los “procesos primarios”. El 7 de julio de 1897, escribió: “Conozco más o menos las reglas según las cuales estos productos se componen, y los fundamentos para que sean más intensos que los recuerdos genuinos, y así he aprendido algo nuevo sobre la característica de los procesos en el interior del Icc.” (Freud, 1892- 1899, p. 258). Asimismo, en esta etapa estableció su “primera teoría de la angustia” (Freud, 1992-1899, pp. 189-195), la cual no sólo planteaba una transformación directa de la libido reprimida en el afecto de la angustia, sino que también reconocía por
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