Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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sistematizadas y la represión se utilizaba como sinónimo de defensa cuando se hablaba de la conceptualización del conflicto inconsciente.

II. C. El inconsciente del modelo estructural / la segunda tópica: 1923 – 1939 Cuando Freud reemplazó su (primer) modelo topográfico por la teoría estructural o la segunda tópica del ello, el yo y el superyó, en 1923, también abandonó la idea de que el inconsciente era un sistema y, en parte, lo reemplazó por el ello. Esta transformación significó un gran cambio para la teoría freudiana, no sólo con respecto al inconsciente, sino también con respecto al yo y sus pulsiones. La diferencia más importante entre el inconsciente y el ello es que en los estratos más profundos del ello no existen representaciones. El ello está compuesto de impulsos instintivos, sexuales y agresivos, que Freud ya había descrito en “Más allá del principio del placer” (Freud, 1920). En esta metáfora posterior, el ello es “un caos, una marmita llena de emociones ardientes” (Freud, 1933, p. 73). A diferencia del ello, Freud utilizó el yo en todos sus escritos, pero es en esta etapa que lo depura mediante la elaboración de los conceptos de narcisismo e identificación (Freud, 1914). Entre otros cambios sustanciales para la organización del yo, es en 1923 que el funcionamiento del yo inconsciente alcanza pleno reconocimiento. Aunque sus raíces se remontan a 1895 porque fue entonces que Freud evocó la imagen de “un infiltrado” para describir la dificultad de separar “la organización patógena” del propio yo, cuando señaló que “[l]a organización patógena no se conduce, pues, realmente como un cuerpo extraño, sino más bien como un infiltrado. El agente infiltrante sería en esta comparación la resistencia” (Breuer & Freud, 1893-1895, p. 290). En el nuevo modelo estructural, muchos de los mecanismos de defensa que había identificado previamente (identificación, incorporación, proyección, introyección, formación reactiva, anulación, regresión, etc.) aparte de la represión, son sistematizados y ubicados en el yo inconsciente. La posibilidad de que existieran otras formas de defensa se remonta a la década de 1890. Por aquel entonces, Freud (1894, 1896) había introducido un tipo de defensa cuyas implicaciones patógenas regresivas eran más radicales para el equilibrio psíquico que la represión observada en pacientes neuróticos. Esta intuición tomó más peso en el estudio de Freud (1911c) del caso de Schreber, mediante el cual introdujo el mecanismo de “ repudio ” o “ rechazo ” del yo ( Verwerfung ), un proceso drástico para el cual Lacan más tarde inventaría el término “ forclusión ”. En el Hombre Lobo (Freud, 1918), Freud retomó este mecanismo de defensa no neurótico y propuso que era como un proceso de borrado o supresión de la facultad de representación de la mente. Este proceso es mucho más que una censura o represión, más bien se trata de una abolición representacional , la cual causa un agujero o vacío en la mente. Esta corriente de pensamiento fue completada cuando Freud, en 1925 (1925h), introdujo el mecanismo de la negación [ Verneinung ], y más adelante, en 1927 (1927e), cuando describió la escisión del yo [ Ich Spaltung ], un concepto que retomaría en su texto “La escisión del yo en el proceso

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