Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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defensivo” (1940 [1938]). Cuando Freud trabajaba el modelo del inconsciente como sistema, tratando de desvelar lo reprimido mediante la interpretación, entendía el inconsciente de forma “positiva”, con contenidos como la fantasía, los deseos, los pensamientos, etc. La introducción de formas “negativas” de defensa, supuso una alteración sustancial de la comprensión freudiana del yo. Junto con los trastornos sexuales de los neuróticos, incluyó una forma potencial de perversión de las funciones del yo. Estas son las interferencias que uno puede observar como “las inconsecuencias, chifladuras y excentricidades de los hombres” (1924, p. 153). Han sido sobre todo los escritores post-freudianos quienes han investigado el principio de lo “negativo” en todos los escritos de Freud. Bion (“capacidad negativa”), Lacan (la palabra como ausencia de la cosa), Green (“el trabajo de lo negativo”), Zaltzman (“el impulso anarquista”) y otros reconocieron que el inconsciente no es tan sólo una presencia oculta que lucha por ser representada, sino que también está constituido por poderosas formas de ausencia; atribuciones que tanto pueden ser protectoras como destructoras. El contenido del yo del modelo estructural/segunda tópica de 1923 es sobre todo preconsciente, pero una parte significativa es inconsciente de forma dinámica. Esta noción también se remonta a la primera tópica, cuando Freud, en el artículo de 1915 sobre “Lo inconsciente”, ya había observado que “una gran parte de lo preconsciente procede de lo inconsciente” (Freud, 1915, p. 191). Al desarrollar esta teoría, Freud advirtió que los pensamientos que tenían todos los signos de haberse formado de forma inconsciente “presentan un alto grado de organización, se hallan exentos de contradicciones, han utilizado todas las adquisiciones del sistema Cc. y apenas se diferencian de los productos de este sistema” (ibíd., p. 190). Aquí, incluso antes de la teoría estructural de 1923, Freud propuso la existencia de un pensamiento formado en el inconsciente que tenía las cualidades de un pensamiento del proceso secundario. Sin embargo, la elaboración sistemática de tales observaciones de los componentes del yo tuvo que esperar hasta “El yo y el ello” (Freud, 1923a), el texto que inauguró la teoría estructural o segunda tópica. “El yo y el ello” (1923a) suele ser visto como el último gran trabajo teórico de Freud. En esta obra propone dos tipos de inconsciente: el inconsciente latente y el dinámico. El “ inconsciente latente ” es capaz de hacerse consciente (a través de conexiones con palabras) y debe considerarse estrictamente en términos descriptivos. El “ inconsciente dinámico ” es aquella parte del inconsciente que, debido a la represión primaria, es incapaz de hacerse consciente. Freud añade que el término “ inconsciente ” debe reservarse para el “ inconsciente dinámico ”. Sin embargo, según él, es imposible evitar la ambigüedad entre el inconsciente descriptivo y el inconsciente dinámico . El yo, cuyo contenido es sobre todo preconsciente, tiene dos superficies, una interna y otra externa. A diferencia de su primera asociación del yo con la consciencia, en el modelo estructural sólo es consciente la superficie perceptual externa, también llamada “ el yo coherente ”. Mientras tanto, la superficie interna, la que se enfrenta al Prcc. es inconsciente de forma dinámica. Aquí, Freud trató la cuestión de las resistencias inconscientes , que se convirtieron en uno de los factores más importantes de su travesía

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