Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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contribuido a que las discusiones teóricas de los conceptos psicoanalíticos “desplazaran las causas traumáticas en relación a los conflictos relacionados con las pulsiones y las fijaciones de la libido a su umbral” (Bohleber, 2000, p. 802). Las teorías psicoanalíticas contemporáneas del trauma toman en consideración el tipo de trauma y su intensidad, las condiciones psicológicas de la persona antes de que surta efecto el trauma y la reacción de los cuidadores cercanos y del entorno hacia las víctimas del trauma. II. B. La teoría topográfica y la primera teoría de la ansiedad (1900-1920) A medida que Freud procedía con su autoanálisis, fue entendiendo los conflictos como algo cada vez más interno. En su conceptualización del conflicto interno reemplazó los afectos por los instintos y postuló que también existían fuerzas prohibitivas dentro del individuo (Freud, 1900; Freud, 1905a, b). En “La interpretación de los sueños” (1900) lanzó la hipótesis de que estos conflictos se dan entre las estructuras de la consciencia y el inconsciente. La estructuración interna del conflicto psíquico no se advierte hasta en “La interpretación de los sueños” (1900) que, por otro lado, representa la fundación oficial del psicoanálisis. La teoría del complejo de Edipo (Freud, 1900) define todos los parámetros del conflicto evolutivo (Freud, 1905b) dentro del contexto de las relaciones de objeto iniciales con la madre, el padre y la pareja parental, así como con los hermanos. En tal caso, el amor y el deseo colisionan con hostilidad y sentimientos homicidas que, a su vez, entran en conflicto con la realidad familiar y social. Los conflictos internos fueron elaborados y entendidos como conflictos entre los instintos sexuales y los autoconservadores (Freud, 1910a; Freud, 1911a; Freud, 1914; Freud, 1915a, b, c). Este período fue crucial para la teoría del conflicto de Freud. En “Los dos principios del funcionamiento mental” (Freud, 1911), Freud describió las vicisitudes del desarrollo del principio del placer frente al de realidad. El punto en el que descansa la distinción entre ambos principios es la relación del sujeto con el dolor. El principio del placer se entiende mejor como el principio del odio al dolor, que busca el placer para alejar y ocultar el dolor. Para ocultar el dolor, la mente fantasea o alucina una satisfacción que no existe. Cuando la mente se da cuenta de que las alucinaciones no crean una satisfacción real, aprende a acomodarse a la realidad, incluso si ello comporta dolor: “La decepción ante la ausencia de la satisfacción esperada motivó luego el abandono de esta tentativa de satisfacción por medio de alucinaciones, y para sustituirla tuvo que decidirse el aparato psíquico a representar las circunstancias reales del mundo exterior y tender a su modificación real. Con ello quedó introducido un nuevo principio de la actividad psíquica. No se representaba ya lo agradable, sino lo real, aunque fuese desagradable. Esta introducción del principio de la realidad trajo consigo consecuencias importantísimas” (Freud, 1911a, p. 219, énfasis en el original).

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