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mentales de la teoría estructural: ocupó el ello, gran parte del superyó y la parte inconsciente del yo, las defensas.
III. EVOLUCIÓN POST-FREUDIANA DEL CONCEPTO DE INCONSCIENTE
La conceptualización del inconsciente ha experimentado transformaciones notables en el período post-freudiano del psicoanálisis, en parte debido a la introducción de nuevos modelos clínicos y teóricos en las tres regiones psicoanalíticas. Se observará que las contribuciones que se enumeran a continuación – las teorías freudianas contemporáneas (norteamericanas): la teoría estructural o psicología del yo y la nueva teoría del conflicto – guardan un fuerte parecido. Las diferencias son sutiles, a menudo una cuestión de forma y no de fondo. Sin embargo, por más sutiles que sean, estas diferencias son importantes: por ejemplo, algunas teorías subrayan el funcionamiento y los procesos inconscientes del yo, e incluyen el rol del yo inconsciente en la formación de las defensas y resistencias; mientras que otras destacan la función sintética de la mente ante un conflicto. La diversidad de opiniones contemporáneas sobre el inconsciente abarca desde las contribuciones de los teóricos kleinianos y bionianos, hasta las de los miembros de la psicología del yo, relacional, francesa y latinoamericana, así como las perspectivas interdisciplinarias neuropsicoanalíticas. La lista concluye con varios enfoques del grupo del inconsciente. III. A. Desarrollos post-freudianos de la teoría estructural Las revisiones de la teoría de Freud (1920, 1923, 1926) sirvieron para impulsar un replanteamiento de las ideas sobre el inconsciente sobre todo en América del Norte, donde en los años treinta emigraron muchos psicólogos del yo. Para muchos de estos analistas norteamericanos que elaboraron su trabajo teórico durante las décadas de 1940 y 1950, el inconsciente surge de una matriz indiferenciada con el potencial de desencadenar el futuro desarrollo del yo y sus funciones. Algunas de estas funciones no se ven afectadas por el conflicto; Hartmann llamó a estas funciones “funciones autónomas primarias del yo” (Hartmann, Kris y Loewenstein, 1946), mientras que otras sólo ganan autonomía de forma secundaria, tras haber resuelto un conflicto. Las relaciones personales son las encargadas de mediar todos los aspectos de este proceso en que las identificaciones se convierten en la función principal del yo, lo que facilita una “neutralización” de la energía. Progresivamente, la teoría estructural post- freudiana introdujo reflexiones genéticas, de desarrollo y adaptativas (Rapaport & Gill, 1959, Freud, A. 1965) a la histórica teoría dinámica, estructural y económica de la metapsicología freudiana.
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