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La afirmación de Freud sobre la mente que decide “formar una concepción de la realidad” será el punto de partida de las teorías de Bion. Hay un cambio sutil en la terminología que se hace evidente en este artículo, cuando Freud se refiere por primera vez al conflicto entre el placer y la realidad, primero como principios y luego como aspectos diferenciados del yo. La atención sobre el yo y su escisión en dos orientaciones distintas hacia el mundo define el comienzo de lo que más tarde Freud llamaría “psicología del yo”, que anticiparía la teoría estructural de 1923. Lo que el yo no puede soportar, lo reprime, dañando la capacidad de la conciencia de contactar con la realidad. En el caso clínico del hombre rata, Freud (1909a) resume su psicopatología: “en todos los detalles de su vida […] existía en él una pugna entre el amor y el odio, con respecto a su señora y a su padre” (1909a, p. 237). Cuatro años después, en “Tótem y tabú” (1912-13), Freud lo llamará el conflicto de la ambivalencia emocional, cuando lo discute en función de las prohibiciones tabú: “El carácter principal de la constelación psicológica fijada de ese modo reside en lo que se podría llamar la conducta ambivalente del individuo hacia un objeto o, más bien, hacia una acción sobre el objeto. Quiere realizar una y otra vez esa acción – el contacto – (ve en ella el máximo goce, mas no tiene permitido realizarla), pero al mismo tiempo aborrece de ella. La oposición entre esas dos corrientes no se puede nivelar y compensar por el camino directo porque ellas – no nos resta otra posibilidad que formularlo así – están localizadas de tal modo en la vida anímica que no pueden encontrarse” (Freud, 1913, p. 29). En este caso, Freud está exponiendo la idea de que además de los conflictos entre las representaciones y los afectos, también existe un conflicto dentro de las emociones. La idea de la ambivalencia emocional expuesta aquí podría entenderse como un fenómeno que ocurre dentro de un contexto rudimentario de relaciones de objeto; lo que, de hecho, define este período del pensamiento de Freud. En este período, su teoría gira en torno a la iniciación de su concepto de narcisismo (Freud, 1914), uno de los puntos de partida de muchas teorías de relaciones de objeto. En este caso, el conflicto adopta la forma de una lucha entre la inversión en el propio yo y la inversión de energía en un objeto externo o, como él dice, entre el narcisismo y la elección de objeto. Esto se vuelve especialmente importante en el trabajo de Freud sobre la pérdida, la identificación y la posterior elaboración de los conflictos dentro del yo en “Duelo y melancolía” (Freud, 1917). Freud escribe que la mente no puede soportar la pérdida de algo valioso y necesario, de modo que cuando experimenta una pérdida en el mundo externo, ese objeto se incorpora en la fantasía y pasa a existir en el mundo interno; una forma de negar su ausencia en el mundo externo. Freud escribe: “El conflicto en el interior del yo, que la melancolía recibe a canje de la lucha por el objeto, tiene que operar a modo de una herida dolorosa…” (Freud, 1917, p. 258) Desde otro punto de vista, uno podría
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