Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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de con “f”: esto es porque el término hace referencia a una estructura psíquica básica, con un contenido ideacional específico, y no a una historia elaborada, basada en los derivativos de las pulsiones, o una ensoñación. Los fundamentos teóricos para entender la mente como una organización formada en torno a estos pilares de la estructura psíquica surge a raíz de la afirmación de Melanie Klein de que el conocimiento, o como mínimo una relación íntima con el objeto, ya sea como finalidad o como fuente de satisfacción, es una parte inherente de las pulsiones . A diferencia de la teoría freudiana, según la cual las pulsiones coexisten en la psique con los derivativos y el objeto debe “encontrarse” por tal de entrar en la ecuación inconsciente; para Klein, el objeto de la pulsión está allí ab initio, de forma intrínseca e innata . Además del objeto, también existe un sentido congénito del yo mismo como sujeto – por ejemplo, el sujeto que desea – no importa cuán parcial, vaga o primitiva sea la unidad básica del “yo quiero algo de ti o hacerte algo a ti” (como objeto parcial o completo), ésta se posee desde el mismo comienzo de la actividad psíquica. Bion recuperó y amplió el concepto freudiano de “ barrera de contacto ” publicado en “Proyecto de una psicología científica” (Freud, 1895) y propuso una nueva forma de conceptualizarlo. En términos freudianos, la represión era como una barrera que defendía el sistema consciente del inconsciente. Bion teorizó lo contrario: que “la represión también defendía el sistema Icc . de los estímulos sensoriales originados en el sistema Cc .” (Bion, 1962, p. 27; Grotstein, 2008). La barrera de contacto une y separa los fenómenos mentales conscientes e inconscientes: gracias a su permeabilidad selectiva, se hace posible un intercambio entre los sistemas Cc . e Icc . La función alfa crea y refuerza la permeabilidad selectiva de la barrera de contacto entre el consciente y el inconsciente. Mediante esta función los datos sensoriales de la experiencia emocional (los elementos beta) se transforman en elementos alfa y pueden utilizarse para pensar y soñar. La función alfa incluye tanto los procesos primarios como los secundarios y las funciones que hay dentro de los sistemas Cc . e Icc . (Grotstein, 2004, 2007). Según Bion, tanto el principio del placer como el de realidad se encuentran en el reino de la función alfa: no son concebidos como principios separados, como pensaba Freud (1911b), sino como conjuntos de oposiciones binarias, presentes en ambos sistemas, que generalmente cooperan entre sí (Bion, 1962, 1963, 1965). Del concepto de barrera de contacto surge el de la “ visión binocular ”: una habilidad basada en el doble enfoque, que fomenta la cooperación entre la función mental consciente y la inconsciente (Reiner, 2012). Bion se refiere a esto cuando escribe que “necesitamos un tipo de visión mental binocular – un ojo ciego [al mundo sensual] y el otro con una visión bastante buena” (Bion, 1975, p. 63). La visión binocular aporta profundidad y relevancia a la experiencia, y es entendida por Grotstein (1978) como una “pista dual”, la cual facilita la aprehensión de los fenómenos que tienen lugar en el transcurso de un análisis. “Los sistemas Icc. y Cc. pueden concebirse como dos ojos o dos hemisferios cerebrales receptivos a las intersecciones del ‘O’, en constante evolución, desde sus respectivos puntos de vista” (Grotstein, 2004, p. 103).

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