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inconsciente como el consciente son incesantemente moldeados por los campos relacionales de los que emergen. ¿Cómo se accede al procesamiento inconsciente? Freud desarrolló el método de la asociación libre y acudió a los sueños para encontrar “el camino real hacia el inconsciente” (1900, p. 668). Los psicólogos de yo han hecho hincapié en los componentes inconscientes del conflicto y las defensas latentes en las articulaciones conscientes. Más recientemente, los psicólogos del sí mismo han ampliado el campo de la escucha para que, además del conflicto, se puedan escuchar las comunicaciones explícitas e implícitas, así como las verbales y no verbales de las intenciones, significados y conocimientos procedurales. La escucha empática consiste “simplemente” en escuchar y entender estas comunicaciones dentro del marco de referencia del paciente. La “empatía y el juicio” se entrecruzan (Goldberg, 1999). El objetivo es, pues, ponerse en el lugar del analizado, en la medida que sea posible, para sacar conclusiones y hacer valoraciones desde su mundo experiencial. El empleo de este enfoque de escucha y experiencia, “ centrado en el otro ”, ayuda a sintonizar con los patrones de interacción, típicamente inconscientes (Fosshage, 2011b). El empleo de la escucha empática no disminuye la importancia del procesamiento inconsciente . Por el contrario, la experiencia clínica indica que a través de la escucha atenta del analista – es decir, gracias al enfoque empático – el paciente mejora su sensación de seguridad, ya que lucha contra la imposición perturbadora del punto de vista del analista (aunque, por supuesto, no consigue eliminarlo). La consiguiente disminución de la necesidad de protección aumenta el espacio de reflexión del paciente y facilita el surgimiento de intenciones conflictivas y no conflictivas, recuerdos, significados y procesamientos, incluso de experiencias no validadas (Stolorow & Atwoon, 1992), experiencias no formuladas (Stern, 1997) y patrones de organización implícitos (conocimiento implícito). El conocimiento implícito (relacional) se forma a través de las interacciones con los cuidadores, se codifica en la memoria procedural y, por lo tanto, no puede verbalizarse (Stern et al, 1998). La experiencia no formulada la conforman experiencias de la infancia que la conciencia no admite porque los cuidadores no las reconocen (Stern, 1997). El inconsciente prereflexivo está formado por los principios organizativos de la experiencia subjetiva, los cuales se originan en la primera díada intersubjetiva, y por inconscientes no validados que no pueden articularse debido a la falta de validación del objeto/sí mismo (Stolorow & Atwoon, 1992). Existe un paralelismo entre las definiciones de experiencias no formuladas y el inconsciente no validado en la importancia que ambos dan a la respuesta de los cuidadores. El inconsciente de las dos personas se construye dentro de la propia díada (Lyons-Ruth, 1998, 1999). En definitiva, la comprensión empática del analista hace que los límites entre el consciente y el inconsciente, y entre lo explícito y lo implícito, sean más permeables y fluidos. Asimismo, se extiende el acceso del consciente a sentimientos, intenciones, pensamientos e interacciones interpersonales.
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