Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Algo (una represión) bloquea la expresión de los significantes que circulan por el inconsciente. Según esta versión, el inconsciente está hecho de significantes reprimidos que, a su vez, controlan el acceso a los derivados pulsionales. Este es, pues, un modelo de la psique menos reduccionista en términos biológicos y, en última instancia, más sensible a la cultura de la psique que el basado en la supuesta existencia de fuentes de activación erógena. En los Estados Unidos, cuando Lacan fue a dar su famoso seminario, el interés psicoanalista estaba más centrado en las fantasías que formaban los contenidos del inconsciente. Esto fomentó un tipo diferente de escucha clínica: la escucha, a través de la asociación libre, de los indicios de una fantasía encubierta. El enfoque francés defendió (de forma freudiana) que el analista debe prestar atención a las palabras mismas y no a aquello no dicho entre ellos. Por otra parte, el estudio de las defensas (aparte de la represión), cuya función es necesaria para mantener los significantes en el inconsciente y, por supuesto, el análisis de las defensas, aparte de la innovadora “forclusión” de Lacan, fueron menos prominentes en el pensamiento francés. Lacan ha sido criticado por convertir el psicoanálisis en lingüística estructural. Sin embargo, el interés de Lacan no fue el lenguaje per se . Por el contrario, se interesó por los límites donde el lenguaje falla. El inconsciente, según Lacan, no puede ser identificado. Se muestra a través de las huellas que va dejando, especialmente cuando se ausenta. Lacan ha defendido su enfoque lingüístico argumentando que sólo podemos captar el inconsciente cuando éste pasa a las palabras y, lo que es más, el inconsciente funciona según las figuras lingüísticas de la metonimia y la metáfora. Finalmente, Lacan insiste en que el inconsciente es un discurso, es decir, el discurso del Otro . El inconsciente es el efecto del significante en el sujeto. El significante es lo reprimido y lo que regresa en forma de síntomas, chistes, actos fallidos y sueños. El concepto de inconsciente lacaniano dio, sin embargo, un giro importante cuando Lacan se dedicó a reelaborar los tres órdenes: imaginario, simbólico y real en el “Seminario XX” donde los enlazó con los llamados anillos borromeos (Lacan, 1999). La conjetura de un conflicto intrapsíquico – al menos para Lacan – fue reemplazada por la idea de una articulación entre los tres órdenes. Una consecuencia importante de esta articulación fue la escisión del concepto de inconsciente en una parte descifrable o accesible al lenguaje convencional y otra parte denominada “lalangue”, que fue el término que empleó Lacan para referirse al lenguaje que precede al lenguaje de orden simbólico. De esta manera, tenemos dos clases de conocimiento: el conocimiento de le langage y el conocimiento de lalangue . El lalangue inconsciente se sitúa principalmente fuera de lo simbólico, pero nos afecta de una forma que sobrepasa nuestro conocimiento. Evans define lalangue como “el sustrato caótico primario de la polisemia a partir de la cual se construye el lenguaje” (1996, p. 97). Un grupo de analistas influenciados por Lacan han intentado ampliar el concepto de significante para abarcar aquellos significantes que se hallan más allá del lenguaje. A partir de su trabajo con psicóticos, Piera Aulagnier (2001) ha señalado las insuficiencias del concepto de significante. Ella ha introducido el concepto de

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