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como sistema. En cambio, el sistema consciente-preconsciente opera protegido por los procesos secundarios y busca integrar la prueba de realidad. Según Green, los Botella, Reid y otros, la alucinación entendida como proceso es, pues, la primera forma de inversión inconsciente . El funcionamiento psíquico descrito en el primer modelo topográfico freudiano es, en realidad, producto de una larga dependencia e interacción con las psiques de los cuidadores, un desarrollo que idealmente conduce a una articulación feliz de los sistemas Icc. y Prcc.-Cc. Esta articulación se caracteriza por movimientos de oposición/colaboración, facilitados por unos límites flexibles, semipermeables, que permiten que la represión construya una base sólida pero no demasiado rígida. Sin embargo, Freud explicó esta relación de oposición/colaboración sin elaborar ninguna hipótesis sobre el origen o construcción de esta relación. Se considera Winnicott tomó la batuta en medio de esta coyuntura, con el descubrimiento de la transicionalidad , cuando revisó el origen de la prueba de realidad. A partir de entonces, esto último se inscribió en el marco de una relación paradójica entre la psique y su entorno. Los procesos de transición inducen una nueva modalidad de inversión inconsciente que reúne el modo alucinatorio con los signos de realidad . En la transicionalidad, el objeto suficientemente bueno es, al mismo tiempo, la madre y la no madre. La transicionalidad reúne y separa de forma simultánea los procesos primarios y los secundarios. Es esta forma transicional de funcionamiento inconsciente o “trabajo” – la combinación del modo alucinatorio con la prueba de realidad – lo que abre puertas a explicar la flexibilidad del intercambio de ideas entre los sistemas Icc. y Prcc.-Cc. En este sentido, la represión se convierte en la principal operación defensiva, ya que impide o facilita (en el retorno encubierto de lo reprimido) el viaje de ida y vuelta del contenido psíquico. En caso de que el primer entorno haya sido inapropiado, en vez de valerse de la represión la psique generalmente emplea la escisión del yo de forma defensiva, de manera que la situación es de pura oposición entre el Icc. y el Prcc.- Cc. Este último tipo de funcionamiento psíquico se encuentra en los registros no neuróticos. Todo este trabajo da fe de la íntima relación entre el inconsciente y la pulsión propuesta por la teoría francesa contemporánea. Un tema importante es el examen minucioso de la “construcción” de la pulsión a partir de los reflejos fisiológicos básicos. Se considera que la pulsión es mutable, se encuentra en perpetua transición, prolifera en toda actividad mental y renace a través de ciertas experiencias intersubjetivas. Se supone que el entorno de cuidado del niño desarrolla un rol crucial en la formación y evolución tanto del contenido como de los procesos de las operaciones inconscientes. De esta manera, incluso en sus manifestaciones más arcaicas, el inconsciente no es nunca una energía instintiva completamente descontrolada, sino más bien una pulsión marcada por la intimidad, que contiene huellas de la primera dependencia del ser humano de otros adultos. De esta manera, Aulagnier (2001) escribió “para que las percepciones y experiencias sensoriales del niño, así como sus sentimientos de placer y sufrimiento, sean representables psíquicamente… es esencial que [ellas] sean investidas libidinalmente por la psique materna” (p. xxi). Añade que su perspectiva
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