Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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atemporalidad, el desplazamiento, la sustitución de la realidad externa por la realidad psíquica, la ausencia de contradicción entre las dos pulsiones y la condensación) son las propiedades derivadas de estos dos principios que rigen la lógica del inconsciente. La relevancia de la teoría bilógica del inconsciente de Matte-Blanco ha sido ampliamente reconocida por el psicoanálisis contemporáneo (Grotstein, 2000; Guignard, 1995; Keene, 1998; Newirth, 2003). Cuando se toma como una lógica/simbolización/discurso en sus propios términos, el inconsciente “primitivo” puede entenderse como un generador sofisticado de códigos simbólicos que utiliza la bilógica para crear su mensaje, y hasta convertirla en un recurso potencial de crecimiento y recuperación. III. Eb. La comunicación inconsciente En literatura psicoanalítica, la primera referencia que se hace a este tema se encuentra en el artículo de Freud (1912b) “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico”: “[El analista] debe orientar hacia lo inconsciente emisor del sujeto su propio inconsciente, como un órgano receptor, comportándose con respecto al analizado como el receptor del teléfono con respecto al emisor. Como el receptor transforma de nuevo en ondas sonoras las oscilaciones eléctricas provocadas por las ondas sonoras emitidas, así también el psiquismo inconsciente del médico está capacitado para reconstruir, con los productos de lo inconsciente que le son comunicados, este inconsciente mismo que ha determinado las ocurrencias del sujeto” (pp. 115-116). Volvió sobre este tema en “Lo inconsciente” (1915c): “Es muy singular y digno de atención el hecho de que el sistema Icc. de un individuo pueda reaccionar al de otro, eludiendo absolutamente el sistema Cc. Este hecho merece ser objeto de una penetrante investigación, encaminada precisamente a comprobar si la actividad preconsciente queda excluida en tal proceso, pero de todos modos, descriptivamente el hecho es irrebatible” (p. 194). Freud ya no volvió a abordar este tema, pero Sándor Ferenczi añadió que la importancia de la personalidad del analista en esta comunicación inconsciente es fundamental para determinar las características idiosincráticas de cada proceso psicoanalítico. En su Diario Clínico (1932, pp. 31, 45, 107 y 109), este autor abordó lo que él llamó la “contratransferencia real del analista”, es decir, la participación emocional del analista en el proceso analítico: “El sueño de un paciente, que dos días antes predijo una importante revolución alemana, sería, de hecho, una intuición de mi aversión al sufrimiento” (Ferenczi, 1932, p. 91). Green (2008) considera que Ferenczi, a partir de sus diarios, es el precursor del psicoanálisis moderno y Zimerman (2008), en su Vocabulario del Psicoanálisis Contemporáneo, afirma que Ferenczi entendía la personalidad del analista como un instrumento de curación analítica. Tanto a Freud como a Ferenczi les fascinaba la idea de la telepatía. Se produjo un paréntesis en la discusión de estas ideas hasta que Theodor Reik publicó “Escuchar con el tercer oído” (1948). Reik dio un paso significativo hacia la comprensión de la comunicación inconsciente cuando escribió: “El analista no sólo

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