Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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con varias relaciones conflictivas . En primer lugar, debe luchar contra su propio conflicto, es decir, contra los impulsos del ello que, a su vez, están en conflicto con los instintos de vida y muerte . En segundo lugar, el yo debe controlar el conflicto entre estos impulsos y el mundo externo . Y en tercer lugar, el yo, al identificarse con sus objetos, crea otro grado dentro de sí mismo, que Freud llamó superyó , para poder albergar los objetos ya internalizados. De esta manera, el yo crea otro conflicto entre sí mismo y su superyó. De hecho, se puede anticipar la compleja naturaleza de la participación del superyó en el conflicto si éste se entiende como un grado especial dentro del yo: el yo ideal (Freud, 1921), y por su constitución evolutiva como heredero del conflicto de Edipo (1924b). La teoría de la señal de ansiedad (la segunda teoría de la ansiedad), donde Freud reformula el conflicto estructural, apareció poco después (Freud, 1926). A partir de esta teoría, se definieron y localizaron los mecanismos de defensa en la parte inconsciente del yo. Además de los mecanismos de represión, formación reactiva, regresión, identificación y proyección definidos anteriormente, el concepto de “renegación” ( disavowal ) ocupa un lugar cada vez más prominente (Freud, 1923b, 1924b). La represión es, sin duda, sólo una de las defensas. La ansiedad pasa a ser el motivo (desencadenante) de la defensa, no su resultado. Los síntomas psiconeuróticos empiezan a entenderse como formaciones de compromiso que surgen del conflicto entre los instintos y la defensa, con la participación de prohibiciones morales internalizadas (superyó) y presiones externas percibidas. El conflicto estructural de este período a veces se denomina conflicto intersistémico , para diferenciarlo de los conflictos intrasistémicos del yo que Hartmann propuso posteriormente. Desde el punto de vista del desarrollo, “los motivos de la represión se conceptualizaron como una sucesión de temores bastante convincentes para el niño, que incluían la desaprobación y el castigo de los padres que, en el curso del desarrollo, se internalizan e incorporan bajo la influencia de la agencia moral conocida como superyó, ella misma de forma mayormente inconsciente” (Abend, 2007, p. 1420). Dentro de la teoría estructural, el superyó se convierte en el heredero del complejo de Edipo. En esta fase del desarrollo de la teoría, el yo se convierte en el foco de la acción clínica. Mientras que sigue defendiendo su teoría sobre el conflicto inconsciente, Freud escribe en 1937: “Nuestra aspiración en tal caso es lograr las condiciones psicológicas mejores posibles para las funciones del yo” (Freud, 1937a, p. 250). El objetivo es modificar el yo del analizando para que pueda controlar mejor las demandas instintivas que presionan para poder expresarse y satisfacerse. Por esta razón, se perfecciona la metodología para conseguir esta comprensión a través de la reconstrucción interpretativa y la elaboración (Freud, 1937b). Los múltiples roles del yo como iniciador de las defensas, responsable de tomar las decisiones y ejecutar las acciones, sintetizador de los elementos conflictivos de la vida mental, evaluador y negociador de las condiciones del entorno lo situaron en el centro del interés analítico

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