Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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se configura la situación analítica como un campo bipersonal dinámico, y los fenómenos que en ella ocurren tienen que formularse en términos bipersonales” (2008, p. 795). Estos autores describen las características de la fantasía inconsciente de la pareja analítica y ponen de relieve la contribución de los fenómenos de identificación proyectiva e introyectiva a su estructura. Sobre el concepto de fantasía inconsciente, argumentaban: “Tampoco, y esto es más importante, puede ser considerada como la suma de las dos situaciones internas. Es algo que se crea entre ambos , dentro de la unidad que constituyen en el momento de la sesión, algo radicalmente distinto de lo que son separadamente cada uno de ellos. […] En este sentido, definimos la fantasía en el análisis como la estructura dinámica que confiere en cada momento un significado al campo bipersonal ” (ibíd., pp. 806-7). La idea de campo analítico bipersonal ha dejado una huella profunda en la obra de Antonino Ferro (1998), quien se refirió a Mom, Pichon-Riviere y a la pareja Baranger. “Desde la llamada telefónica, e incluso desde antes, que se empiezan a organizar las comunicaciones inconscientes del paciente, en las fantasías del analista y en las de la pareja […] su modelo de escucha, si se utiliza a consciencia, estructura el campo analítico” (Brown, 1998, p. 32). “Lo que yo observo es el nivel emocional profundo de la pareja: son las emociones profundas que, a través de las identificaciones proyectivas, establecen la profundidad del estado emocional; en otras palabras ‘el analista sueña con el material del paciente en la sesión analítica’” (ibíd., p. 25). Al psicoanalista se le revela el sueño compartido a través de su propio ensueño. Según el concepto bioniano elaborado por Ogden, el ensueño expresa el inconsciente . Durante un sueño compartido habrá, por tanto, ensueños compartidos. Estos ensueños empiezan por una comunicación inconsciente y luego van elaborándose por la díada hasta hacerse conscientes. En otros continentes, e independientemente de los pensadores latinoamericanos, se desarrolló el concepto del tercero analítico . Green, en 1975, fue el primero en formular este concepto, describiéndolo en 2008 como “[el] objeto analítico que no es interno (del analizado o del analista) o externo (del uno o del otro), pero que está entre ellos.” Esta es una frase de influencia winnicottiana (p. 231, Avzaradel lo traduce del portugués al inglés). Esta influencia también puede entreverse en la propuesta del tercero analítico de Thomas Ogden. De ahí que la famosa frase de Winnicott: “No existe tal cosa como un niño sin la madre” inspirará a Ogden, para quien no existe tal cosa como un paciente analítico sin el analista. También utiliza la noción winnicottiana de espacio potencial como precursora de su visión de espacio intersubjetivo . “[E]l analista intenta reconocer, comprender y simbolizar verbalmente para sí mismo y para el analizado la naturaleza específica de la interacción de la experiencia subjetiva del analista, la experiencia subjetiva del analizado y la experiencia generada intersubjetivamente entre el par analítico (la experiencia del tercero analítico) […] es justo afirmar que para el pensamiento psicoanalítico contemporáneo ha llegado un momento en que ya no se puede hablar simplemente del analista y el analizado como sujetos separados que se tratan unos a otros como objetos” (Ogden, 1994, p. 3).

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