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III. B. Desarrollos específicos en Europa
III. Ba. La intersubjetividad en la contratransferencia y la identificación proyectiva Se puede identificar una corriente relacional más específica en la amplitud de los conceptos de contratransferencia e identificación proyectiva de las últimas décadas. Desde la ponencia seminal de Paula Heimann (Heimann 1950), la contratransferencia dejó de concebirse como un obstáculo para el proceso analítico – debido a los conflictos inconscientes del analista– y se convirtió en una herramienta para comprender los procesos mentales del paciente. En cuanto a la identificación proyectiva, originalmente se concibió como una acción agresiva para deshacerse de experiencias no deseadas proyectadas sobre un objeto con el fin de controlarlo desde dentro (Klein, 1946). Bion desarrolló el concepto de identificación proyectiva, poniendo énfasis en su calidad comunicativa. Él hace una distinción entre la identificación proyectiva “normal” y “excesiva.” “Voy a suponer … que existe un grado normal de identificación proyectiva que, junto con la identificación introyectiva, constituye el fundamento para el desarrollo normal.” (Bion, 1959/1967, p. 103). Este círculo benigno de identificaciones proyectivas e introyectivas puede verse alterado, ya sea por la incapacidad de la madre de recibir y comprender las identificaciones proyectivas del infante o por la intolerancia de la frustración o la envidia del infante. Ambos podrían desencadenar identificaciones proyectivas desesperadas o “excesivas” por parte del infante. (Ver la entrada CONTENCIÓN: CONTENEDOR/CONTENIDO). Posteriormente, se ha utilizado para hacer referencia a un evento clínico particular de tipo interpersonal, en que el paciente expulsa y proyecta partes de sí mismo sobre el analista, de manera que lo induce a participar del proceso proyectivo: es precisamente este acontecimiento –la participación del analista con su subjetividad– lo que se sitúa en un primer plano. En otras palabras, mientras que al principio el concepto de identificación proyectiva era concebido dentro de un marco psicológico de “una persona”, con el tiempo su significado fue adentrándose en un marco de “dos personas”. Es por esta razón que este concepto ha tenido tanto éxito también fuera del entorno kleiniano en el que se originó. El concepto de respuesta de rol, formulado en 1976 por Joseph Sandler, una figura distinguida de la tradición de Anna Freud (Malberg y Raphael-Leff, 2012), es muy cercano a la forma poskleiniana de concebir la identificación proyectiva. Con este concepto Sandler quería señalar un tipo de comportamiento del analista que puede “[…] entenderse mejor entre sus propias tendencias o preferencias y la relación de rol que el paciente busca establecer inconscientemente” (Sandler, 1976, p.47). Además del amplio significado adquirido por la contratransferencia y la identificación proyectiva, el giro relacional en el psicoanálisis europeo ha sido
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