Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

Volver a la tabla de contenido

La percepción cohesiva del sí mismo puede funcionar y ser lo suficientemente intensiva, incluso cuando el proceso de separación no se ha completado y los límites personales todavía están poco definidos (por ejemplo, muchos artistas son muy subjetivos a pesar de tener una definición vaga –al menos parcialmente– de sus límites como personas). Una “persona” es un ser humano con una identidad bien definida, con límites corporales y psíquicos muy claros en su representación de sí mismo y con una distinción psíquica suficientemente clara del otro. Una parte relevante de su actividad mental diferenciada puede desarrollarse a un nivel consciente, por supuesto, con todos los problemas y defensas que el psicoanálisis ha explorado; sin embargo, una persona puede definirse como tal incluso si tiene un contacto tenue con su subjetividad, como se describe en muchos casos patológicos. Debido a eso, “ser un sujeto” no siempre equivale a “ser una persona”, y viceversa : una condición no excluye la otra, pero tampoco la garantiza. Según Bolognini, lo intrapsíquico es una forma ocasional y natural de co- experiencia y trabajo conjunto que conecta a dos individuos, y no una condición estructural estable. No implica necesariamente que allí haya una persona o un sujeto. Un prototipo de esto vendría a ser una madre que amamanta a un bebé, al principio no hay un “estatus” personal establecido: hay una cooperación natural entre la boca y el pezón que permite a la madre y al bebé “trabajar juntos” (Segal, 1994), en un régimen de cooperación fusionada. Los dos son capaces de intercambiar contenidos internos (tanto corporales como emocionales) a través de sus órganos específicos que entran y salen del mundo interno (Bolognini 2008): estas relaciones corporales, inicialmente experimentadas con un bajo nivel de mentalización, pero con un alto grado de impresión, funcionarán como equivalentes intrapsíquicos, principalmente a nivel preconsciente (como sucede, por ejemplo, en la mayoría de los casos en los procesos creativos); incluso quizás también se hagan conscientes y encuentren una representación mental plena, pero no es necesario que esto suceda. En el intercambio interpsíquico no hay confusión: se puede compartir un área de sensaciones, sentimientos y pensamientos pre-subjetivos y co-subjetivos, mientras que se mantienen, al mismo tiempo y a otros niveles, en una continuidad no disociada, formas individuales del funcionamiento psíquico, caracterizadas por una condición de separación suficientemente buena que no necesita ser constantemente evaluada (Guss Teicholz 1999).

323

Made with FlippingBook - Online magazine maker