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la relación analista-paciente como una combinación de estilos expresivos verbales y no verbales que podían o no favorecer el trabajo clínico. Silvia Bleichmar (1985, 1993, 2000, 2002, 2005, 2006a, b, 2007, 2008, 2009a, b, c, 2010, 2011, 2014, 2016) considera que la ética y la relación entre lo biológico y lo social son temas relevantes de investigación. Bleichmar señala que la producción de subjetividad no es un concepto psicoanalítico sino sociológico. Está ligado a las formas en que las sociedades determinan los modos de constitución de los sujetos, que pueden integrarse en sistemas que les otorguen un espacio. Es constitutivo, o “institutivo”, como podría llamarlo Castoriadis-Aulagnier (1975). Esto significa que la producción de subjetividad está relacionada con un conjunto de elementos que producirán un sujeto histórico socialmente aceptable. Todavía existe una psique que se articula con defensas y represión. El psicoanálisis no puede dejar de lado las nociones de defensa y represión. Es algo que supera la producción de la subjetividad histórica y tiene que ver son las formas en que se constituyen los sujetos (S. Bleichmar 2003). Terencio Gioia (1996) se centró en la teoría de los instintos y sus correlaciones etiológicas. Negó enfáticamente la presencia del instinto de muerte en los seres vivos. Basó sus conclusiones clínicas en las teorías de Bowlby y Peterfreund, y argumentó que el miedo genera odio y agresión, y no al revés. Hugo Bleichmar (1997, 2000), autor argentino afincado en Madrid, avanzó el enfoque modular-transformacional en los años noventa. Este es un modelo modular- transformacional del funcionamiento psíquico basado en la coexistencia de varios sistemas motivacionales, como el narcisismo, la autoconservación/heteropreservación, el apego y la sensualidad/sexualidad. Este autor sostiene que el inconsciente “es una estructura compleja, con módulos que se rigen por diferentes reglas de operación y tienen distintos orígenes y contenidos cuyas inscripciones gozan de múltiples grados de representatividad e intensidad o fuerza (catexis)” (H. Bleichmar 1997, p.14). Bleichmar no considera que el inconsciente funcione de forma homogénea. Por el contrario, los diferentes módulos o sistemas, generados mediante una inscripción secundaria, una inscripción primaria o no inscripción, son responsables de diferentes modos de operación. Según este autor, hay cinco tipos de inconscientes: uno que genera interacciones, uno que genera identificaciones, uno donde prevalece la represión (reprimido), uno donde prevalecen otros modos de operación y un inconsciente desactivado. Bleichmar sostiene que el modelo modular va en contra del principio de homogeneidad en la teoría psicoanalítica. Describe dos concepciones en el trabajo de Freud: la idea de lo modular y la homogeneidad, que prevalecen alternativamente. El principio de homogeneidad aparece en la concepción evolutiva del desarrollo psicosexual, que se ve marcada por la satisfacción libidinal de zonas corporales cuyas vicisitudes determinan no solo la forma que toman los vínculos con los objetos, sino también los síndromes psicopatológicos. El principio organizador, que caracteriza la homogeneidad, se aplica a las etapas del desarrollo de la libido, de las cuales se derivan
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