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sus estados subjetivos. Este intercambio desemboca en el reconocimiento y la afirmación mutuas en el contexto de una perspectiva centrada en la encrucijada de los mundos intrapsíquicos e intersubjetivos. Además, muchos analistas activos en universidades e institutos de varias provincias argentinas han llevado a cabo las síntesis intersubjetivamente relevantes de Freud, Winnicott, Piera Aulagnier y Lacan, aplicadas a las conceptualizaciones de narcisismo, autoestima, culpa y depresión. Entre ellos se encuentran Luis Hornstein, Roberto Arendar (2014), Jorge Rodríguez, Daniel Ripesi y Eduardo Smalinsky, Alberto Samperisi y Elena Toranzo, y otros. Los seguidores de la teoría del apego de Bowlby también están creciendo. Mario Marrone, Elsa Wolfberg, Eliana Montuori, Ines di Bártolo, Constanza Duhalde, Maria P. Allona y Juan R. Aguilar, están escribiendo desde esta perspectiva y pertenecen a la división argentina de la Red Internacional de Apego (IAN), referenciada, entre otras, en el artículo de Lorena Muñoz-Muñoz (2017) “La autorregulación y su relación con el apego en la niñez”. En Chile, Juan F. Jordán-Moore (2008), uno de los fundadores de la Asociación Internacional para el Psicoanálisis y la Psicoterapia Relacional (IARPP) en Chile, basó su enfoque en las perspectivas contextuales de Humberto Maturana (1978) y José Antonio Infante (1968). A partir de la crítica fenomenológica al intento positivista de eliminar la subjetividad del observador, este autor enfatiza el papel de la fenomenología en nuestra comprensión del otro de una forma no mediada por representaciones conscientes. Este enfoque, sostiene Jordán, sugiere la existencia de un sujeto corpóreo y una intersubjetividad primaria básica en la empatía fenomenológica. El enfoque intersubjetivo en el psicoanálisis chileno (de Rojas Jerez, Fernández Depetris y otros) incorpora las ideas de Jung y de la escuela de la Gestalt, así como de las filosofías orientales (especialmente el budismo en relación con el mindfulness) y el psicodrama. Este enfoque sintético se ejemplifica en la exhaustiva discusión de André Sassenfend (2012) sobre el pensamiento relacional. En 2017, Sassenfeld publicó El espacio hermenéutico , una exploración sintética de las intersecciones entre la filosofía y el psicoanálisis relacional, con un prólogo escrito por Donna Orange, quien subraya que su síntesis está arraigada en su conocimiento de la historia y la filosofía, especialmente del existencialismo, la fenomenología y la hermenéutica, y en su fluidez con la filosofía y el psicoanálisis alemanes y norteamericanos en sus idiomas originales. En Brasil, las contribuciones de Eizirik (2002) y Belmont (2016) ponen de relieve la práctica de teorías relacionales y enfoques intersubjetivos que enriquecen el material clínico. En México, donde Erik Fromm vivió y formó a toda una generación de analistas entre 1950 y 1974, Juan Tubert-Oklander y R. Hernández de Tubert (2003) crearon otra versión sintética de una escuela intersubjetiva con la reformulación de las ideas de Pichon-Rivière y Searles, combindas con las de Winnicott y Kohut (Tubert-Oklander, J. 2006). Se puede acceder a sus numerosos artículos teóricos y clínicos en las páginas
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