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esfuerza por ser consistente, pero lo hace a expensas de la terminología de Freud, por lo que se pierde el aspecto dual del yo. En ciertos casos, Freud (1930a, b) equipara el sí mismo con el yo. En “El malestar en la cultura”, emplea los términos “Selbst” (Sí mismo) y “Ich” (yo) en una misma oración. En el original alemán: “Normalerweise ist uns nichts gesicherter als das Gefühl unseres Selbst, unseres eigenen Ichs” (Freud 1930b, p. 423). La traducción al inglés de Stratchey dice: “Normally, there is nothing of which we are more certain than the feeling of our self, of our own ego” (Freud, 1930a, p. 65). En la traducción de José L. Etcheverry al español leemos: “Normalmente no tenemos más certeza que el sentimiento de nuestro sí mismo, de nuestro yo propio” ( Obras completas vol.21, 1927- 31, p. 66). En otras ocasiones, Freud equipara el sí mismo con la persona completa. Cuando habla sobre “el yo enfermo” (Freud 1940a, b), escribe: “Das kranke Ich verspricht uns vollste Aufrichtigkeit, …, wir sichern ihm strengste Diskretion…” (Freud 1940a, p. 98). En la versión inglesa de Starchey leemos: “The sick ego promises us the most complete candor … we assure the patient of the strictest discretion …”(Freud 1940b, p. 173). En la española de Etcheverry: “El yo enfermo nos promete la más cabal sinceridad … y nosotros le aseguramos la más estricta discreción …” ( Obras completas vol.23, 1937-39, p. 66). En otra página de “Esquema del psicoanálisis y otras obras” describe el sí mismo como un aspecto del yo, cuando afirma: “… wenn das Ich einer Versuchung erfolgreich widerstanden hat, etwas zu tun, was dem Überich anstössig ware, fühlt es sich in seinem Selbstgefühl gehoben…” (Freud 1940a, p.137). En la traducción de Strachey: “…if the ego has successfully resisted a temptation to do something which would be objectionable to the superego, it feels raised in its self-esteem …” (Freud 1940b, p. 206). Y en la española de Etcheverry: “… cuando el yo ha sustituido con éxito una tentación de hacer algo que sería chocante para el superyó, se siente elevado en su sentimiento de sí …” ( Obras completas vol.23, 1937-39, p. 208). En el mismo texto (Freud 1940a, b), cuando resume las ideas de sus trabajos anteriores (Freud 1914), Freud contrasta “Ichliebe” con “Objektliebe” (Freud 1940a, p.71), es decir, el amor yoico con el amor objetal. En su traducción, Strachey escribe: “the contrast between ego-love and object-love” (Freud 1940b, p. 148), y, en español, Etcheverry escribe: “la oposición entre amor yoico y amor de objeto” ( Obras completas vol.23, 1937-39, p. 146). Estas traducciones, que trasladan la ambigüedad, pueden haber contribuido a la necesidad de Heinz Hartmann (1950) de corregir la confusión por medio de una separación conceptual progresiva del yo del sí mismo, y del sí mismo de las representaciones del sí mismo. Estas separaciones, si bien han sido instrumentales para otras elaboraciones conceptuales, al mismo tiempo han complicado la conceptualización de las relaciones entre las funciones impersonales del yo, por un lado, y la subjetividad, por otro. En opinión de Otto Kernberg (1982, p. 898), esta
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