Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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III. Bb. Sándor Ferenczi Un antepasado del psicoanálisis relacional e interpersonal, Sándor Ferenczi (1913; 1929; 1932/1949) se alejó de Freud debido a sus diferencias en cuanto al papel que desempeña la realidad traumatizante en la creación de la psicopatología. Ferenczi consideraba que, generalmente, la experiencia traumática era perpetrada sobre el niño por otro malevolente y, por tanto, entendía que la patología que se desprendía de ello era causada por una división en el sí mismo (disociación) que sirve para proteger al niño de pensamientos y sentimientos insoportables. Esta visión del trauma como generador de disociación psicopatológica, que para algunos consistía en una elaboración de la “hipótesis de seducción” propuesta por Freud en 1896, se encuentra muy cerca de las teorías relacionales contemporáneas de Philip M. Bromberg y Donnell Stern. A Ferenczi también se lo reconoce por presagiar la psicología del sí mismo, con un énfasis en el papel fundamental del cuidador empático para el desarrollo de un sentido saludable del sí mismo. Por lo general, Ferenczi consideraba que las patologías del sí mismo eran el resultado de fallas empáticas, la más extrema de las cuales constituía el trauma. III. Bc. Melanie Klein Cuando Klein se dio cuenta de que las pulsiones primitivas, constitutivas de los esfuerzos preedípicos y edípicos, eran cruciales para el desarrollo temprano y formativo, prefirió el término “yo” al “sí mismo”. Consideró la evolución el “yo” en relación con su función mediadora, en gran medida inconsciente, de las agresiones potencialmente aniquiladoras. Como su “yo/sí mismo” es primordialmente inconsciente y está en gran medida involucrado en la regulación de la pulsión, tiene poca relación con la noción de un sí mismo organizado en torno a la experiencia subjetiva. Mientras que, en sus trabajos anteriores, Klein tendía a emplear los términos yo y sí mismo de forma intercambiable, más tarde sostuvo que el sí mismo “cubre a la personalidad total, que incluye no sólo el yo, sino también la vida instintiva, que Freud denominó el ello … ” (Klein, 1959/1984, p. 249, énfasis en el original). Esto delimita al yo a ser la parte organizada del sí-mismo. Klein hace referencia al ensayo de Freud sobre el masoquismo (Freud, 1924) cuando describe los fundamentos del miedo a la aniquilación como “[l]a amenaza al yo proveniente del instinto de muerte operando interiormente … ligada a los peligros que se siente provenir de la madre y padre devoradores internalizados …” (Klein 1948, p. 117). La posición esquizo-paranoide y la posición depresiva de Klein “describen las formas fundamentales en que el amor y el odio, junto con el sí mismo y el objeto, se gestionan en el desarrollo de un mundo interno” (Auchincloss y Samberg 2012, p. 232). Klein (1940) consideraba que la posición depresiva estaba dominada por las ansiedades de objeto, mientras que la posición precedente esquizo-paranoide estaba dominada por ansiedades sobre el sí mismo. Para Klein, la formación de un sentido estable y resistente del sí mismo depende de la capacidad de regular el afecto por medio del logro de la

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