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mismo capaz de relacionarse con objetos de forma verdadera y de tener empatía. Si la subjetividad de la madre interfiere con su capacidad de hacer frente a las agresiones del niño y satisfacer sus necesidades, se desprende una sensación de frustración y fragmentación que da lugar a un “falso sí mismo” construido a la defensiva. En este escenario, el bebé aprende a adaptarse prematuramente a las necesidades de su madre para sobrevivir. Por lo tanto, para Winnicott, el comienzo es la unidad madre-hijo. “Al principio, el individuo no constituye una unidad” (1952, p. 221). Desde la perspectiva del bebé, inicialmente no hay una diferenciación entre el sí mismo y el objeto. El bebé se encuentra en un estado de no integración: “Nosotros postulamos una no integración primaria” (1945, p. 149) que depende completamente del sotén sensible de la madre, un sostén que es tanto físico como psíquico. A partir de lo que Winnicott llama “preocupación materna primaria” (1956), la “madre devota ordinaria” se halla en un estado de mayor sensibilidad hacia su bebé, lo que le “permite adaptarse delicada y sensiblemente a las necesidades del pequeño desde el principio” (1956, p. 302). Este sostén maternal crea para el bebé las condiciones para lo que Winnicott describe como el “going-on-being” [“estar siendo”] (1960a), es decir, el comienzo de una continuidad personal que sienta las bases para el comienzo de un sentido de sí mismo. Este sentido de sí mismo se basa principalmente en experiencias y funciones corporales. Si el sostén materno es deficiente, ya sea por ausencias prolongadas o por transgresiones intrusivas, el sentido de continuidad del sí mismo del bebé se rompe y éste se ve abocado a un estado de ansiedad impensable (como cayendo para siempre, despedazándose y perdiendo la orientación) contra la que el niño reacciona instintivamente con un “autocontrol” rígido y prematuro (1962, p. 58). Este es un aspecto del “sí mismo falso” (o “falso self”, ver más abajo), que “oculta y protege el núcleo del sí mismo” (ibid.). El paso gradual de la no integración a la integración comienza temprano gracias a los procesos innatos y naturales del bebé, el sostén materno y las experiencias satisfactorias de las pulsiones. Winnicott hace una distinción entre la “relación con el yo” y la “relación con el ello”. La primera está relacionada con la función sostenedora de la madre, la segunda con la madre como objeto de los impulsos pulsionales del bebé. El sí mismo primitivo es despiadado. “Tenemos que postular una relación objetal que al principio es cruel o despiadada” (1945, p. 154). El cambio de la “pre-ruth” [“pre-compasión”] a la “ruth” [“compasión”] viene más tarde y pertenece al desarrollo de la capacidad de preocupación en la posición depresiva. En “Desarrollo emocional primitivo” (1945), Winnicott escribe: “Procuraré describir con los términos más sencillos este fenómeno tal como yo lo veo. En términos del bebé y del pecho de la madre (no pretendo decir que el pecho sea esencial en tanto que vehículo del amor materno), el bebé siente unas necesidades instintivas y apremiantes acompañadas de ideas predatorias. La madre posee el pecho y la facultad de producir leche, y la idea de que le gustaría
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