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Margaret Mahler: El sí mismo en la teoría de la separación-individuación Mahler proporciona datos de observación directa y psicoanalíticos que hacen posible identificar los estadios que postula Jacobson. El interés original de Mahler en el desarrollo temprano del niño deriva de su estudio sobre las patologías severas en niños (el autismo y la psicosis simbiótica), en las que identificó una incapacidad extrema para formar una relación enriquecedora con los cuidadores (Mahler, Ross y DeFries, 1949; Mahler, 1952; Mahler y Gosliner, 1955). Esto llevó al planteamiento de una teoría normativa sobre el desarrollo del niño en que las relaciones objetales y del sí-mismo se consideraban consecuencia de las vicisitudes instintivas (ver también la entrada TEORÍAS DE LAS RELACIONES OBJETALES). Aunque los principios organizativos de Mahler se basaban en las relaciones entre un sí mismo y los objetos, con énfasis en los aspectos transaccionales del crecimiento y el desarrollo, éstos derivaban de la teoría clásica de las pulsiones. El establecimiento de un sentido de “separación de” y de “relación con” concierne, por encima de todo, a la experiencia del propio cuerpo y la relación con el objeto de amor primario. Para Mahler, la clave del desarrollo exitoso era el paso de la relación simbiótica madre-niño a la consolidación de una identidad individual estable dentro de un mundo de otros predecibles y percibidos de forma realista. Este proceso se denominó “Separación-Individuación”, o el “nacimiento psicológico” del niño. Estos son procesos de desarrollo complementarios, pero diferenciados: la Separación se define como el surgimiento del niño de una fusión simbiótica con la madre, mientras que la Individuación consiste en aquellos logros que conducen al niño a asumir sus propias características individuales (Mahler et al, 1975, p. 4). Al principio, Mahler suponía que el niño supera el “autismo normal” a través de un período de simbiosis, y que las cuatro subfases se desarrollan secuencialmente durante el proceso de Separación-Individuación (Mahler, Pine y Bergman, 1975). Posteriormente, al darse cuenta de que desde que nacen, los niños muestran signos de una conciencia de su entorno y los objetos que contiene que va en aumento, renunció al concepto de los dos primeros meses de vida del recién nacido, inicialmente considerados como la Fase Autística Normal, basada en el narcisismo primario y en una barrera de estímulos. En su trabajo posterior, la barrera de estímulos se convierte en un “filtro de estímulos”, un término sugerido por Blum (Blum, 2004b). Sin embargo, aunque Mahler más tarde abandonara la Fase Autística y modificara sus resultados sobre la fase Simbiótica, muchos analistas europeos siguen utilizando su descripción inicial de las dos fases, como precursoras arcaicas (“prehistoria”) del surgimiento del Sí mismo, cuyos elementos se manifiestan potencialmente en diversas patologías graves del Sí mismo, distintamente conceptualizadas en niños y adultos. En la descripción original de Mahler, en la fase Autística Normal hay una relativa ausencia de investimento de estímulos externos y prevalecen los procesos fisiológicos en lugar de los psicológicos. En este estado de narcisismo primario
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