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Según Kohut, las necesidades de objeto del sí mismo son fundamentales para la experiencia humana y son esenciales para una cohesión del sí mismo (1971). El desarrollo de un sí mismo cohesionado tiene lugar en tres grandes ejes: (a) El eje de grandiosidad, (b) el eje de idealización y (c) el eje de conectividad del alter ego: El sí mismo grandioso o el objeto del sí mismo especular : Las funciones asociadas al sí mismo grandioso incluyen las experiencias de ser afirmado y reconocido por otro que refleja nuestro estado interno. El resultado es una sensación de ser valorado, una autoimagen positiva y experiencias de ser respetado y sentirse aprobado por un “otro” que nos alaba y elogia de forma auténtica. Algunas de estas experiencias pueden llevar a la persona a sentir dignidad y respeto propio. Las experiencias de admiración y de sentirse amado pueden dar lugar a una sensación de equilibrio, confianza en sí mismo y seguridad. Las experiencias de ser “animado” a perseguir nuevas experiencias y alentado para dominar los desafíos al alcance de uno, conduce a una sensación de firmeza en el sentido del sí mismo que realza un sentido vigoroso de voluntad personal (Kohut, 1968, 1971, 1972, 1975, 1978). El imago parental idealizado o idealización : Las funciones asociadas al imago idealizado de los padres incluyen las experiencias de seguridad que resultan de la fe en la fuerza y omnipotencia de alguien que actúa como protector. Compartir la fuerza de la persona y la experiencia de estar protegido deriva en la función de sentirse empoderado y efectivo como ser humano. La experiencia de tener la emoción o los sentimientos excesivamente estimulantes reguladas por otro da como resultado el desarrollo del autocontrol, la autodisciplina y la autorregulación. Las experiencias de ser tranquilizado, consolado y calmado por otro, que brinda consuelo y apoyo, así como una vitalidad alegre, dan como resultado la capacidad de entusiasmo y ecuanimidad. Finalmente, la experiencia de aprender las reglas de conducta que representan el contenido de los valores e ideales de la cultura forma un sistema de valores consolidado y un conjunto de ideales que sirven de guía en la vida de la persona. Estos aportan un sentido de propósito en la persecución de los objetivos vitales (Kohut, 1968, 1971, 1978). El alter ego o conectividad : En un primer momento, las funciones objetales del sí mismo del alter ego estaban asociadas con las transferencias especulares, ya que se consideraban una forma arcaica de esas transferencias, pero más tarde se les otorgó un estatus diferenciado (Kohut, 1984). Estas funciones asociadas con el alter ego incluyen la experiencia de un vínculo común con los demás que puede conducir a un sentimiento de camaradería para que nada humano parezca extraño. La experiencia de la integridad del sí mismo proporciona una sensación de bienestar y salud sin la cual nos sentimos deshumanizados. “En el desarrollo normal, la capacidad de los padres de servir como objetos efectivos del sí mismo proporciona las condiciones que posibilitan que el bebé internalice gradualmente las funciones que realizan. Estas condiciones, que incluyen la
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