Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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capacidad de respuesta empática atenuada por la frustración óptima, le proporcionan tiempo y recursos suficientes al bebé para forjar un sentido cohesivo de sí mismo capaz de dominar la individuación” (Glassman, 1998, p. 26). Las funciones de objeto del sí mismo no son funciones psicológicas innatas. La conciencia del sí mismo crea el deseo de que los demás funcionen de forma que satisfagan sus necesidades. Los objetos del sí mismo que funcionan correctamente, proporcionan un conjunto de experiencias que conducen a la cohesión y la estabilidad. Generalmente, no existe una conciencia de los objetos del sí mismo. Sin embargo, la herida narcisista no mitigada por las funciones de objeto del sí mismo se experimenta como una lesión en el sí mismo. Cuando los objetos del sí mismo dejan de funcionar de esta manera, pueden provocar alteraciones y fragmentación. En la teoría del sí mismo de Kohut (1982), la empatía es un modo de observación y el medio a través del cual se proporcionan las funciones especulares, de idealización y gemelares del objeto del sí mismo. Con la experiencia de la empatía, uno desarrolla un sentido de autocohesión. Estas ideas representan una mayor elaboración de su pensamiento anterior: “La empatía, el reconocimiento de un sí mismo en el otro, es una herramienta de observación indispensable, sin la cual grandes áreas de la vida humana, incluida la conducta del hombre en el campo social, serían ininteligibles. La empatía, la expansión del sí mismo para incluir al otro, constituye un vínculo psicológico poderoso entre los individuos. Y la empatía es un nutriente psicosocial sin el cual la vida humana tal como la conocemos y apreciamos no podría sostenerse” (Kohut, 1975, p. 335). El cuidador sensible y empático proporciona funciones de objeto del sí mismo que satisfacen la necesidad del niño de aserción, admiración y conexión con los demás. Kohut considera que la patología narcisista se debe a fallas empáticas en la función especular y la idealización, que privan al sí mismo de fuentes confiables y coherentes de narcisismo. Esto provoca una incapacidad para mantener y regular la autoestima a niveles normales y provoca déficits, distorsiones o debilidades en el sentido del sí mismo (Kohut, 1977; Goldberg, 1978). Por lo general, el trabajo de Kohut representa un hito en la teoría del narcisismo y el concepto del sí mismo. Tras de su muerte, la psicología del Sí mismo ha tomado varias direcciones. Dentro de la psicología kohutiana “tradicional” del sí mismo, Paul Ornstein (1990, 1993) y Anna Ornstein (Ornstein y Ornstein, 1980, 1985) ampliaron la descripción del papel de la empatía, las transferencias de objeto del sí mismo, la ira narcisista en el proceso interpretativo con respecto a la acción terapéutica y el pavor del paciente de repetir las decepciones traumáticas del objeto del sí mismo y la esperanza de un nuevo comienzo en el tratamiento. Arnold Goldberg (1995, 1999) empleó el concepto de la división vertical, efectuada por la negación, en el estudio de

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