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Tal vez la expresión más radical de un enfoque interpersonal contemporáneo del sí mismo se encuentre en el trabajo de Edgar A. Levenson (1972, 1991), quien concede una gran importancia a la absoluta inextricabilidad del sí mismo y del otro y, por lo tanto, considera que el analista y el paciente están inevitable e inconscientemente comprometidos el uno con el otro de formas muy cargadas afectivamente. Levenson es definitivamente posmoderno en su convicción de que cualquier intento de definir o explicar algo acerca de una persona es solo un punto de vista (de una persona, una interacción, una experiencia) y, como tal, es posible que se organice defensivamente para excluir otros puntos de vista que puedan contener otros aspectos esenciales de una persona y su experiencia. Por lo tanto, él considera que conceptos psicoanalíticos como el “sí mismo” son cosificaciones de algo inevitablemente fluido que solo puede considerarse en “proceso” o en “contexto”. El sí mismo de Levenson, como el autosistema de Sullivan, consiste en una variedad de estrategias que empleamos para negociar los peligros de nuestro mundo interpersonal. Por lo tanto, en un intento de darle sentido al mundo, las personas desarrollan esquemas que, si funcionan, tienden a reutilizar. Para Levenson, la relativa rigidez o flexibilidad de estos esquemas puede ser una forma de describir la psicopatología. Él cree que la necesidad de adaptarse continuamente a un conjunto de circunstancias siempre cambiantes ha resultado en el desarrollo de una mente que funciona como un sistema autoorganizativo (Levenson, Hirsch e Iannuzzi, 2005, p. 612). Levenson reconoce que “…hay algo autónomo dentro de la persona que organiza, experimenta, lo utiliza y lo arrebata, y lo reorganiza.” (p. 613). Por consiguiente, Levenson piensa en el sí mismo como un proceso más que como una estructura.
VI. OTRAS ELABORACIONES CONTEMPORÁNEAS DEL CONCEPTO DEL SÍ MISMO ESPECÍFICAS DE EUROPA
VI. A. Contribución contemporánea de las relaciones objetales británicas Christopher Bollas ha escrito dilatadamente sobre el concepto del sí mismo, su origen, su articulación y su sentido. Influenciado por el “sí mismo verdadero” de Winnicott, ha elaborado el concepto de manera única. En sus escritos sobre este campo, a menudo se refiere a la literatura, la poesía y las artes. En Fuerzas de destino (1989), Bollas escribe: Cuando Winnicott introdujo el término del “sí mismo verdadero” para representar un potencial heredado que encontró su expresión en la acción espontánea, creo que conceptualizó una característica de la relación analítica (y de la vida) que hasta ahora no había sido teorizada … la teoría de Winnicott del sí mismo verdadero es, en mi opinión, un concepto mediante el cual podemos
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