Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Es un centro de crecimiento vivo que él vió como el punto de origen del proceso psíquico humano. En el psicoanálisis italiano, el concepto del sí mismo fue desarrollado por autores que habían teorizado su génesis desde la mente primitiva en la relación con la madre (Eugenio Gaddini), o desde la “matriz grupal” (Giovanni Hautmann), o desde la dimensión transgeneracional (Diego Napolitani), o como un dispositivo para analizar la dinámica en la relación analista-paciente (Stefano Bolognini). En la tradición francesa, Pontalis exploró los límites del concepto del sí mismo y reconoció su utilidad para comprender más a fondo sus relaciones con las agencias del yo, el ello y el superyó. Otra contribución adicional a la elaboración de las teorías sobre el sí mismo proviene del psicoanálisis de niños a través de algunos aspectos de los pensamientos de Frances Tustin, Renata Gaddini, Margaret Mahler y Daniel Stern y del psicoanálisis de adolescentes a través de la influencia de la teoría de Peter Blos sobre el pensamiento de autores como Novelletto, Senise y otros. En América Latina , ya sea para salir de un atolladero conceptual (Freud, Hartmann) como para describir una entidad teórica o clínica poco teorizada y reconocida, el concepto del sí mismo a menudo se ha asociado con una posible alternativa a una técnica dogmática que hace posible abordar las patologías actuales en la práctica clínica. El concepto del sí mismo, haciéndose eco del énfasis de Nemirovsky en la importancia de desarrollar instrumentos teóricos adecuados para abordar los problemas clínicos de la práctica psicoanalítica actual, hace que los psicoanalistas puedan avanzar hacia una mejor asistencia de los pacientes que sufren graves trastornos de la personalidad. En general, el estudio y la aplicación del concepto del sí mismo en América Latina se llevó a cabo en tres etapas. En la primera etapa, que comprende las décadas de los años 60 y 70, los esfuerzos se dirigieron a definir el sí mismo y diferenciarlo del yo. La segunda etapa consistió en la diseminación de las ideas de Winnicott y Kohut y en su consiguiente aplicación en la práctica clínica. Esta etapa se acompañó de una elaboración teórica que tendía a discernir la novedad de estas conceptualizaciones con respecto a los marcos referenciales clásicos freudianos y kleinianos. También en esta etapa, gracias a la reinterpretación de André Green de las ideas de Winnicott, el estudio del sí mismo recibió un nuevo estímulo. En el siglo XXI, renovadas críticas relacionadas con el dogmatismo en la técnica y la necesidad de abordar los trastornos en los que predomina el aislamiento y la apatía, provocaron a un énfasis en los aspectos relacionales, que, a su vez, acompañaron el interés y el desarrollo del psicoanálisis interpersonal y relacional en la región. Esto proporcionó otro estímulo para los desarrollos teóricos que tienen el sí mismo como concepto principal. En estrecha consonancia con la identidad cultural latinoamericana, pero aplicable a todo el mundo, la conceptualización psicoanalítica de Pichon Rivière de los vínculos y puentes entre el mundo interno y externo, además de su “ espiral dialéctica ” que vincula movimientos contrarios de regresión y progresión, se extendió a movimientos contradictorios de cualquier tipo y se contempla como aplicable también

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