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El estilo de Hartmann es extremadamente complejo, difícil de leer y fácil de malinterpretar. Según Nancy Chodorow (2004), los críticos de las relaciones objetales británicos, los franceses y otros que afirman que los psicólogos del yo dejaron de creer en el inconsciente o las pulsiones “(mal)interpretaron la psicología del yo y el problema de la adaptación de Hartmann (1939/1958): lo entendieron como el ajuste de una persona a una sociedad enferma, en lugar de como un intento de repensar ‘Sobre los dos principios del funcionamiento mental’ a través del modelo estructural…” (Chodorow 2004, p. 214). En la “era Hartmann” (Bergmann 2000) la psicología del yo no era generalmente aceptada fuera de los Estados Unidos. Otras razones más complejas pueden tener que ver con la recepción de las ideas más que con las ideas mismas, como dice André Green (2000): “…el éxito de Hartmann fue vinculado… a que los estadounidenses están convencidos de su superioridad” (p. 106). La perspectiva europea: Muchas personalidades psicoanalíticas formadas en los institutos de Viena y Berlín se vieron obligadas a partir hacia los Estados Unidos y esto marcó un relativo declive de la “vanguardia” del psicoanálisis entre las décadas de 1940 y 1960, que se extendió a las décadas subsiguientes. Sin embargo, esta deficiencia contribuyó al florecimiento de otras orientaciones y direcciones psicoanalíticas en Europa, sobre todo las relaciones objetales de Melanie Klein y las dimensiones experienciales del sí mismo y el otro de Donald Winnicott. Una excepción importante es el trabajo de Anna Freud en Londres, elaborado por Joseph y Anne-Marie Sandler, entre otros (Hoffer 1949, 1950a, 1950b). Tras la muerte de Freud en 1939, el desarrollo del psicoanálisis en general, y de la psicología del yo en particular, estuvo determinado por núcleos geográficos y corrientes políticas demarcadas, como el fenómeno de la inmigración, los viajes para el análisis personal, el advenimiento del telón de acero en Europa, etc. Otto Fenichel responde al enfoque histórico de Sigmund Freud de “Dos artículos de enciclopedia” (Freud 1923a), cuando afirma que: “La historia del psicoanálisis hizo que nos familiarizáramos con el inconsciente antes que el consciente, y con lo reprimido antes que el yo. Hoy en día la psicología del yo está en el centro de nuestras indagaciones” (Fenichel 1935, p. 348). Fenichel, por tanto, retrata la psicología del yo como una fase dentro del desarrollo de la teoría psicoanalítica general. Esta fase sería fundamental para entender el trabajo realizado por Freud en su intento de definir las formas del funcionamiento del inconsciente. La psicología del yo satisfaría, entonces, la necesidad de explicar aspectos inconscientes de fenómenos clínicos como la resistencia y la angustia, dado que no cuentan con una decripción satisfactoria en su modelo topográfico de la mente, formulado originalmente en “La interpretación de los sueños” (Freud 1900).
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