Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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funcionamiento mental puede emplearse con fines defensivos, Brenner llegara a articular un modelo de la mente en conflicto en que los conceptos tradicionales del yo, ello y superyó resultaran superfluos para la interpretación de los elementos del conflicto. Este desarrollo del pensamiento de Brenner fue correctamente vaticinado, y se encuentra elaborado en La mente en conflicto (Brenner 1994). Estos avances presentan una ampliación determinada de la teoría estructural de 1960-1990 que con el tiempo marcó el comienzo de la teoría moderna del conflicto (ver también la entrada CONFLICTO). Sin embargo, otros pensadores sintéticos posfreudianos como Leo Rangell y Harold Blum , que avanzaron en la conceptualización de las defensas, las funciones yoicas y el funcionamiento, conflicto y desarrollo yoico, tenían otros puntos de vista. No creían que todo tuviera que pasar necesariamente por la formación de compromiso . En su opinión, las represiones y otras defensas no son formaciones de compromiso (Blum 1985) y el yo no sólo efectua compromisos, sino que también puede decidir entre distintas alternativas (Rangell 1963). Paul Gray y Fred Busch , importantes contribuyentes al enfoque psicológico del yo contemporáneo (Skelton 2006), desarrollaron una descripción matizada del análisis de la resistencia y otorgaron un rol más más generoso al funcionamiento yoico inconsciente y preconsciente. Gray (1994) desarrolló una técnica para que el paciente parara atención a las resistencias inconscientes . Busch, por su parte, (1995) se centró en la capacidad de escucha del paciente. Según él, hay tres superficies que siempre están en funcionamiento en el proceso analítico : la superficie del paciente, que consiste en lo que el paciente cree que está diciendo; la superficie del analista, que es lo que el analista cree que está diciendo el paciente, y la superficie trabajable, que es esa intersección entre la superficie del paciente y la del analista que hace posible una intervención significativa. El enfoque psicológico del yo de Busch intenta trabajar con las tres superficies. Desde el punto de vista de la teoría clínica, Cecilio Paniagua (1991) ya había diferenciado el concepto de superficie del paciente como perteneciente al ámbito de la subjetividad, del concepto de superficie clínica, el cual pertenecería al ámbito de la conducta observable, y la superficie trabajable , definida como aquellos aspectos de la superficie clínica que se prestan a la exploración de la dinámica o génesis inconsciente. Hans Loewald (1961, 1978), un pensador transicional que se identificó como psicólogo del yo, integró magistralmente la psicología del yo freudiana con las influencias de la teoría interpersonal de Harry S. Sullivan, la perspectiva de Margaret Mahler sobre la separación-individuación y elementos de la psicología del yo de Melanie Klein, Otto Kernberg (otro integracionista), Donald Winnicott, Heinz Kohut y la psicología del sí mismo. Loewald desarrolló una psicología del yo que reunía la teoría instintiva con las relaciones objetales, surgida del centro del yo incipiente del niño en la evolución de su reciprocidad con la madre. Jonathan Lear (2003), el filósofo psicoanalista, se ha referido a esta fusión como la teoría “big bang” del psicoanálisis. El trabajo de Loewald se considera un puente vital entre la “psicología unipersonal”

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