Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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(una teoría motivacional e instintiva como la topográfica de Freud) y la psicología “bipersonal de las relaciones objetales”, puesto que también se inició en las elaboraciones de la psicología del yo. Por otro lado, su trabajo también se considera fundacional para la teoría relacional, que se desarrolló en la década de 1980 en los Estados Unidos (Greenberg y Mitchell, 1983). Su obra integradora y transformadora también lo convierte en el padre de la “tradición independiente estadounidense” contemporánea (Chodorow 2004). Además, sus ideas son muy valiosas en las conceptualizaciones del “tercer modelo” (ver las entradas EL INCONSCIENTE, TEORÍAS DE LAS RELACIONES OBJETALES y CONFLICTO). III Bba. Ejemplos de integraciones y elaboraciones desde los años 1960 a los 2000 Charles Brenner (1981, 1982b, 1991; Arlow y Brenner 1964) y Jacob Arlow (1980, 1987; Arlow y Brenner 1964) ampliaron la noción de Freud sobre la formación psíquica que surge del conflicto entre las estructuras de la mente: ello, yo y superyó. Propusieron que prácticamente todos los resultados psíquicos, como los sueños, el carácter, las fantasías, las asociaciones libres, eran producto de estos conflictos. Cada comportamiento observable se convierte en un derivado de un conflicto subyacente. Según Brenner, incluso el superyó es una formación de compromiso, o un grupo de formaciones de compromiso nacidas del conflicto. Según la concepción de Brenner (1981, 1982b, 1991, 1994), todo en la vida psíquica es una formación de compromiso : una combinación entre la gratificación de los derivados pulsionales (un deseo instintivo que se origina en la infancia); el displacer en forma de angustia y el afecto depresivo asociado al derivado pulsional; las defensas que funcionan para minimizar el displacer, y el funcionamiento del superyó (culpa, autocastigo, expiación, etc.). Ningún pensamiento, acción, plan, fantasía, sueño o síntoma es simplemente uno u otro. Cada comportamiento, sentimiento o pensamiento está determinado por todos ellos de forma distinta (Papiasvili 1995). Esta ampliación se convirtió en lo que hoy se conoce como “teoría moderna del conflicto” (ver las entradas CONFLICTO y EL INCONSCIENTE). Jacob Arlow (1980, 1987) emplaza la fantasía inconsciente y la función de la fantasía inconsciente en el centro de la investigación del conflicto intrapsíquico. Mientras que Freud entendía la fantasía inconsciente como un derivado del deseo inconsciente, Arlow la ve como una formación de compromiso que contiene todos los componentes del conflicto estructural. Arlow destaca la influencia persistente de las fantasías inconscientes en todos los aspectos del funcionamiento de un individuo: incluidas las esferas relativamente libres de conflicto. En opinión de Arlow, la fantasía inconsciente proporciona un espacio mental que organiza la percepción y el funcionamiento cognitivo en general. La fantasía inconsciente determina cómo percibimos el mundo externo e interno, cómo interpretamos lo que percibimos, qué y cómo lo recordamos, y cómo respondemos ante ello. Las fantasías inconscientes conforman nuestro carácter, determinan nuestro comportamiento, nuestras actitudes, producen nuestros síntomas y constituyen la esencia de nuestros intereses profesionales

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