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históricos importantes relacionados con las funciones defensivas del yo ocupasen un lugar en la práctica de la técnica psicoanalítica” (Gray 1982, p. 622). El “ seguimiento estrecho del proceso ” (Gray 1994, 1996) de funcionamiento defensivo del flujo verbal en las sesiones, se centra en el análisis de la transferencia que gira en torno a las preocupaciones por las posibles reacciones del analista, dentro del paradigma del conflicto estructural. Dentro de este paradigma, Gray se mostró firme en la priorización de las microinterpretaciones de las resistencias durante cualquier fase del tratamiento analítico por encima del “requerimiento” de que el paciente estuviera asociando ideas continuamente. “El seguimiento estrecho del proceso de defensa” es un análisis específico que pertenece a un enfoque individualizado e intensamente interpretativo de la actitud desplazada y/o proyectada por el paciente sobre el analista. De acuerdo con los principios psicológicos del yo, un análisis eficaz de la resistencia implica una exploración y elaboración de la naturaleza de lo que está amenazando al yo, en lugar de los contenidos de la resistencia. Entre los críticos de Gray, los hay que argumentan que su método no fue del todo suficiente para deshacerse de la “atracción” hacia el descubrimiento – topográfico/arqueológico– de los contenidos inconscientes (Paniagua 2001). También los hay que opinan que fue demasiado lejos (Phillips 2006), en el sentido de que exageró el rol de la agresión en la vida mental, privilegió la resistencia del yo por sobre de la resistencia del ello, y, si bien su método era adecuado para analizar la represión, no era aplicable a otras formas de defensa como la escisión, la disociación o la negación. A pesar de las críticas, el “modelo microestructural” de Gray y el empleo de la asociación libre para capturar y analizar los procesos defensivos del yo sigue practicándose hoy en día. III Bbb. Ejemplos de modelos integrativos Cuando las relaciones objetales pasaron a ocupar el centro de los estudios psicoanalíticos, surgieron ideas genuinas para integrar la psicología del yo y las teorías de las relaciones objetales que afectaron la teoría de la técnica psicoanalítica. Hans Loewald (1960, 1962, 1978), que se identificaba como psicólogo del yo, desarrolló una psicología del yo que reunía la teoría instintiva con las relaciones de objeto surgidas del centro del yo incipiente del niño en la evolución de su reciprocidad con la madre. No presentó el yo como una organización solamente relacionada con la realidad y los objetos, sino también con el ello. Desde este punto de vista, las pulsiones están estrechamente relacionadas y se organizan dentro de las relaciones de objeto, organizando la realidad y viceversa; el nuevo objeto encontrado en el análisis es también un objeto instintivo, infantil. Al abordar la analogía entre el proceso terapéutico y la interacción madre-hijo, Loewald emplea la metáfora de una organización superior (el analista) en interacción con una organización inferior (el paciente) para caracterizar el proceso terapéutico, con una “tensión” entre ellos a través de la cual se comunica el
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