Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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III Bdc. La relación de las defensas con las funciones yoicas y la fortaleza yoica Hubo un momento en que las medidas defensivas se limitaron a la represión y censura de los pensamientos sexuales (Freud 1900). Más tarde, las defensas se conceptualizaron como “instintos del yo” (Freud 1915a; Young-Bruehl y Bethelard 1999). Actualmente, la “defensa” hace referencia a cualquier operación mental que excluya de la conciencia algún aspecto del funcionamiento mental (A. Freud 1936; Blackman 2003). Cuando los afectos se consideran una combinación de sensaciones y pensamientos (Brenner 2006), las operaciones defensivas pueden verse como mecanismos que excluyen sensaciones o pensamientos fuera de la conciencia (el aislamiento del afecto o la represión, respectivamente), aunque la mente puede intentar aliviar los afectos excluyendo de la conciencia un deseo, culpa, vergüenza, percepción, representación de objeto o la actividad de una función yoica (“inhibición” [Freud 1926; Blackman 2003]). La protección mental que ofrecen las defensas puede distinguirse de las actividades propulsoras o adaptativas de las funciones autónomas del yo y las fortalezas yoicas. De hecho, las defensas a menudo se activan cuando las fortalezas del yo se ven abrumadas y el yo autónomo se ve amenazado (“angustia traumática”) o se imagina amenazado (“señal de angustia”). Una de las aportaciones de Hartmann “que se dan por sentado” es la noción de que las defensas pueden haber tenido originalmente un propósito en el desarrollo dinámico-adaptativo (Hartmann 1939). Hoy en día la sublimación, elaborada a partir de los primeros constructos de Freud (1905) sobre los cambios en las catexis y las ideas de Hartmann y Kris (1955) sobre la neutralización de la “energía” pulsional, se puede considerar que ocurre cuando se reprime, proyecta o simboliza un deseo irrealizable (pulsión), para más tarde integrarse en el desarrollo de las funciones autónomas del yo (Blackman 2010). Por ejemplo, cuando un niño se da cuenta de que no puede tener hijos, su deseo de tener un hijo puede desplazarse y simbolizarse en el deseo de tener un perro. A medida que aprende y se le enseña sobre la crianza de perros (uso del intelecto), su amor por el perro y las actividades que desarrolla con él se integran en una actividad sublimatoria. Más tarde, puede convertirse en psicólogo o médico, puesto que la sublimación original se vuelve más compleja, alcanzando el rango de “interés yoico” (Hartmann 1939). Debido a que la actividad envuelve al intelecto, la integración, la capacidad de abstracción, el funcionamiento del superyó (ética) y la empatía hacia los pacientes, esta elección profesional ya no puede reducirse tan fácilmente a las simbolizaciones originales o la integración con el funcionamiento autónomo del yo. Es solo en situaciones en que la elección de carrera profesional se vuelve conflictiva y problemática, que puede necesitarse una deconstrucción del simbolismo de la sublimación original durante el tratamiento analítico. Los fracasos en la sublimación (de Mijolla-Mellor 2005) pueden conducir a una psicopatología severa durante el desarrollo infantil y adolescente, especialmente en formaciones de compromiso irregulares que comprometen el sexo y la violencia. A diferencia de estas alteraciones del desarrollo, las “neurosis del éxito” (Freud 1916) y las alteraciones repentinas en las aficiones de los adultos (Cath et al. 1977) pueden

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