Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Una consecuencia importante de este giro teórico es que la sublimación podría dejar de tener el enfoque limitado de ser una defensa más del yo –aunque con un valor social redentor– para convertirse en un medio importante para reforzar la fortaleza yoica y expandir la apreciación de la realidad . El punto de vista de Rose coincide con el analista israelí Pincas Noy , quien también enfatiza que la sublimación facilita la interacción entre los procesos imaginativos primarios y el proceso secundario de conocimiento de la realidad ; en este punto, la tendencia a la descarga inmediata del proceso primario se posterga , mientras que los modos de organización del proceso primario quedan expuestos a la objetivación y retroalimentación des del proceso secundario (Noy 1969; Rose 1990). De esta manera, la sublimación hace posible que la ambigüedad del proceso primario quede contenida dentro del marco de resolución de problemas del proceso secundario. En otro trabajo, Rose (1963, p. 783) se basa en las formulaciones de Andrew Peto (1958) sobre la fusión regresiva y profunda de sensaciones térmicas, táctiles, vestibulares y cenestésicas como las primeras representaciones presimbólicas de la imagen corporal indiferenciada. Rose cree que evolucionan hacia esferas autónomas del yo; por esta razón, plantea la hipótesis de que el pensamiento arcaico no solo se basa en una proyección de la imagen corporal, sino que es una imagen corporal oscilante desde donde el yo arcaico opera para entender el mundo. Al principio, como reflejo de los altibajos de la relación madre-hijo, estos protomodelos de sensaciones de imagen corporal se convierten en símbolos de pensamiento ricos en matices afectivos. Gracias a la estructuración del yo y una creciente neutralización, este desarrollo termina en la formulación de conceptos desprovistos de revestimiento emocional. Más tarde, amplía estas ideas al trabajo creativo de un artista: “La mano del artista puede continuar la vieja integración boca-mano y cuerpo-yo, llevando la energía sexual y agresiva al lienzo como en la infancia, cuando la sacó de la boca a la piel. El lienzo a veces puede representar la piel” (Rose 1963, pp. 787-788). La experiencia creativa puede servir de puente entre el “núcleo del yo” y los “límites del yo” que se deben atravesar, comenzando en cualquier punto y moviéndose en cualquier dirección, como una interpretación analítica (Rose 1964). En su trabajo posterior, Rose (2004) vincula la ambigüedad del acceso a la metáfora del proceso primario (Kris 1952) con los afectos estimulantes de la fantasía inconsciente (Arlow 1969), los estudios del procesamiento visual central y los “patrones de mapeo” neuronales (primarios y secundarios) (Zeki 2001; Damasio 2003) para proponer que las formas estéticas contienen el impacto sensorial de la ambigüedad perceptiva que conduce directamente a los afectos, elaborados de forma secundaria por la fantasía inconsciente. Concretamente, en lo que respecta a las artes no verbales, plantea la existencia de un vínculo entre las artes y el desarrollo preverbal, cuando los datos sensoriales son intrínsecamente ambiguos y se prestan a múltiples interpretaciones: “Esto tiene lugar en la regulación del entorno seguro de la forma estética, junto con los afectos que acompañan este redescubrimiento. Por lo tanto, se

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