Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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un lado, existía un grupo de analistas (Brenner, 1982a) que las consideraba innatas, mientras que otros (Kernberg, 1976) utilizaban el término “componentes instintivos” como sinónimo o equivalente cercano a los “afectos”, en consonancia con la concepción prevalente de “instinto” en biología, que denota patrones perceptivos, conductuales, comunicativos y psicofisiológicos innatos y experienciales, en contraposición con las “pulsiones” freudianas, que se reservan para los sistemas motivacionales de la libido y la agresión. “Expresiones” relacionadas con la pulsión: representaciones y derivados Como piedra angular de la metapsicología freudiana, las pulsiones nunca se presentan en estado puro. Siempre vienen mitigadas y moduladas por diversas combinaciones de experiencias intrapsíquicas, interpsíquicas y relacionales. Como concepto metapsicológico, la pulsión debe distinguirse de sus expresiones/manifestaciones a nivel de la fenomenología clínica –de los deseos y anhelos conscientes e inconscientes–, los cuales son teorizados como derivados de las pulsiones subyacentes. Por el contrario, Freud menciona que deriva sus teorías e interpretaciones a partir del “material bruto” en un nivel manifiesto (1900, 1933, 1937). Las relaciones entre los distintos sistemas psíquicos –especialmente en lo que respecta al tránsito de las pulsiones entre el inconsciente y los sistemas preconsciente/consciente– son mediadas por los procesos representacionales (1900, 1915a, b). Representantes y representaciones de la pulsión La forma en que Freud conceptualizó la pulsión como “un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma” (1915b, pp. 121-122 [117]), incluía la idea de procesos representacionales, mediante los cuales se puede acceder a la comprensión de la pulsión en sí. Estos procesos representacionales pueden encontrarse en distintos niveles de abstracción y relacionarse con la pulsión de diferentes maneras. El nivel más abstracto es el “representante” ( Repräsentanz ), que denota una “delegación”, y se usa sobre todo en el contexto específico de la relación de la pulsión con su propio representante en una esfera psíquica –la relación entre psique y soma– y en los textos metapsicológicos (1915a, b, c, d), como en “la idea que representa a la pulsión”. Freud solía usar este término en forma compuesta, como “representante-representación” ( Vorstellungsrepräsentanz ), “representante de la pulsión” ( Triebrepräsentanz ) o “representante psíquico” ( psychische Repräsentanz ). Los niveles y modos de representación – es decir, las formas específicas en que se manifiestan las pulsiones– pueden pensarse tanto en términos de ideas como en términos de afecto. Los afectos , como las vicisitudes anatómicas de la pulsión, pueden padecer sus propias transformaciones y desplazamientos, especialmente si se disocian

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