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dota de propiedades específicas es su relación son sus fuentes somáticas y con sus metas. La fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior de un órgano, y su meta inmediata consiste en cancelar ese estímulo de órgano.” (p. 168 [153], énfasis añadido). Freud caracterizó las pulsiones principalmente en función de su fuente somática dentro del cuerpo, su meta –que consiste en alcanzar la satisfacción a través de la reducción o eliminación de la tensión– y su objeto (persona o parte del cuerpo, real o imaginario), que es el factor más variable y a través del cual la pulsión alcanza dicha satisfacción. En este caso, Freud también definió con mayor claridad su concepto de libido como la energía sexual de las pulsiones sexuales y describió numerosos componentes instintivos o subcomponentes de la pulsión sexual. Compuesta por diversos componentes instintivos , como los pares: activo/pasivo o escopofílico/exhibicionista, y otros aparentemente perversos que luego se incorporan a la sexualidad adulta, la sexualidad infantil se despliega en una secuencia predecible de fases neurobiológicas determinadas: oral, anal, fálica y edípica. Cada fase está organizada en torno a zonas erógenas –partes del cuerpo propensas o investidas de excitación libidinal en ese momento de la vida–. Los componentes instintivos de la pulsión sexual, con sus fuentes en las zonas erógenas, se integran posteriormente en una síntesis. Cada fase se caracteriza además por fantasías, conflictos y formas específicas de interactuar con los demás, las cuales pueden persistir a lo largo de la vida y moldear aspectos del carácter o la psicopatología. El desarrollo psicosexual se manifiesta en un patrón bifásico, modelado por la represión de los conflictos edípicos, lo que da lugar a un período de latencia que termina con la pubertad. Los impulsos infantiles perversos polimorfos se satisfacen en las etapas tempranas mediante actividades autoeróticas. En esta etapa de su teorización, Freud hablaba de las “ideas” y los “deseos” en conflicto mental, derivados de las pulsiones. El conflicto entre las pulsiones sexuales y las pulsiones de autoconservación o yoicas se equipara al conflicto entre los procesos mentales conscientes e inconscientes. Las pulsiones yoicas se identifican con lo consciente y constituyen la fuerza que reprime a las pulsiones sexuales ubicadas en el inconsciente. En la teoría temprana de la sexualidad inconsciente de 1905, la pulsión (o instinto) sexual era primaria y la destructividad estaba incluida en forma de sadismo, cuando un componente agresivo del instinto sexual se independizaba y exageraba, asumiendo la posición dominante. La crueldad y la subyugación que el sujeto inflige al objeto se convierten entonces en las únicas condiciones de satisfacción. Esta agresividad, mezclada con la pulsión sexual, sería “un resto de apetitos canibálicos” (1905, p. 159 [144]). Las fuentes independientes de la crueldad, vinculadas al dominio, solo fueron reconocidas gradualmente como pertenecientes a las pulsiones de autoconservación. Así, en el período entre 1905 y 1910, la teoría pulsional no se encontraba plenamente formulada
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