Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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La formulación más completa de Freud sobre el concepto de pulsión aparece en “Pulsiones y destinos de pulsión” (Freud, 1915a, b). Aquí, la pulsión/instinto se define de manera abarcadora como “un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma” (ibid., pp. 121-122 [117]). El aparato psíquico funciona para obtener el placer a través de la reducción del estímulo pulsional (endógeno), en conformidad con el principio del placer. Las pulsiones están representadas en la mente por una idea (un deseo) y una “cuota de afecto”, que registra la intensidad del placer o displacer. Freud también describe las posibles transformaciones de las pulsiones, que pueden incluir: 1. El trastorno hacia lo contrario , el cambio de activo a pasivo (del sadismo al masoquismo, de la escopofilia al exhibicionismo), o la inversión del contenido (del amor al odio); 2. La vuelta hacia la persona propia , que implica el reemplazo del objeto externo original de la pulsión (como se observa en el paso del sadismo al masoquismo o en el funcionamiento del superyó); 3. La represión ; 4. La sublimación , cuando el fin sexual es inhibido y desplazado hacia metas socialmente valoradas, como en la actividad intelectual o artística. Retomando los temas de 1905, Freud analiza nuevamente las cuatro dimensiones de la pulsión –su fuente , su esfuerzo , su meta y su objeto – con mayor complejidad (Freud, 1915a, b): Fuente La fuente es la zona corporal de donde parece emanar el esfuerzo pulsional. Así, se describen distintas pulsiones: oral, anal, fálica, pero también “escópica” (cuando el placer proviene de los ojos, a través de la observación o el mirar). Identificar estas zonas erógenas (boca, esfínteres, genitales, etc.) no debe reducirse a una mera topografía corporal concreta, puesto que Freud deja espacio para una teorización futura en la que el funcionamiento oral, anal, fálico y genital designa menos a las pulsiones mismas (o sus fuentes corporales) que a los modos organizativos sucesivos de la actividad pulsional (Freud, 1926). Esfuerzo El esfuerzo es el aspecto cuantitativo de la pulsión; la pulsión “fuerza” al sujeto (Freud, 1915b, p. 122 [117]), y esa presión es la “esencia misma” de la pulsión. El esfuerzo plantea preguntas sobre el origen de las diferencias en intensidad de las pulsiones. Freud reflexiona, de manera compleja, si los factores innatos intervienen o no en tales variaciones, cómo se combinan estos factores con la historia del sujeto y qué impacto tienen las relaciones del sujeto sobre la intensidad pulsional. Estas y otras preguntas serían desarrolladas en la teoría posfreudiana, con respuestas que se ubican a lo largo del espectro de la serie complementaria. Meta En palabras de Freud: “La meta [Ziel] de una pulsión es en todos los casos la satisfacción que solo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación en la

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