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objetal, el placer y el displacer comienzan a significar las relaciones del yo con el objeto. Mientras las pulsiones sexuales atraviesan su complejo desarrollo, emergen las etapas preliminares del amor como metas sexuales provisionales. La primera de estas metas, en términos evolutivos, es la fase (oral) de incorporación o devoración. En cuanto a la relación del sujeto con los objetos, durante esta fase el amor es compatible con la abolición de la existencia separada del objeto. En una fase más avanzada de la organización pregenital (sádico-anal), caracterizada por la búsqueda de dominio sobre el objeto, la lesión o aniquilación del objeto es indiferente. El amor, en esta fase preliminar, apenas se distingue del odio en su actitud hacia el objeto. Durante las fases pregenital/preedípica, el amor está marcado por una ambivalencia. Solo cuando se establece la organización genital/edípica, el amor se convierte en el opuesto del odio. La tercera antítesis del amor, la transmudación de amar a ser amado corresponde a la polaridad de actividad y pasividad, como ocurre en los casos de escopofilia y sadismo. En el ensayo titulado “Represión” (Freud, 1915c), Freud distingue entre la represión primordial , “que consiste en que a la agencia representante [ Representanz ] psíquica (agencia representante-representación) de la pulsión se le deniega la admisión en lo consciente” (Freud, 1915c, p. 148 [143]) y la “ represión propiamente dicha ”, el “ esfuerzo posterior ”. III. Ab. Evolución de la teoría tardía de las pulsiones: tercera fase/ período/ “etapa”: 1920 – 1939/1940 Cuando Freud alcanzó la fase final de su teoría dual de las pulsiones en su ensayo de 1920, “Más allá del principio del placer”, tanto los conceptos pulsionales como su clasificación experimentaron un cambio radical. Como parte de una reformulación más amplia de la teoría psicoanalítica, este texto también redefine el concepto de conflicto inconsciente : mientras que antes el conflicto se concebía entre las pulsiones sexuales y de autoconservación (Freud, 1911a, 1914), ahora, en 1920, el conflicto se sitúa entre las pulsiones y las defensas. III. Aba. Proposiciones básicas: la perspectiva norteamericana La proposición de la teoría tardía de la dualidad pulsional (Freud, 1920) clasifica las pulsiones en pulsiones de vida y pulsiones de muerte. La pulsión de vida (Eros) integra las categorías anteriores de pulsiones sexuales y de autoconservación. La pulsión de muerte (Tánatos) fue un concepto completamente nuevo, asociado con la impresión de un “destino fatal” o “sesgo demoníaco” (p. 20 [21]), que se manifiesta como agresión destructiva o aquiescencia psicosomática. En su núcleo más profundo, la pulsión de muerte aspira al “retorno al estado inanimado” (p. 37 [38]).
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