Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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internalización y externalización, y de los mecanismos identificativos y proyectivos, tan relevantes para las teorías de las relaciones objetales. Se pueden encontrar algunos ejemplos de estas exploraciones en su trabajo sobre la melancolía (Freud, 1917a) y la formación del superyó –un heredero del complejo de Edipo (1923, 1931, 1938). En su artículo sobre el narcisismo (Freud, 1914), normalmente estudiado junto a Duelo y melancolía (Freud, 1917a), ya que ambos contienen las bases de las teorías de las relaciones objetales, Freud articula el concepto de elección de objeto , haciendo una distinción entre el tipo narcisista primitivo del desarrollo y el tipo anaclítico posterior. Cuando emplea el término relaciones objetales , primero en Duelo y melancolía (Freud, 1917a), Freud habla de la identificación como “la fase preliminar de la elección de objeto”. Concretamente, expresa que es “…la primera forma… utilizada por el yo para escoger un objeto. Quisiera incorporárselo, y correlativamente a la fase oral o canibalística del desarrollo de la libido, ingiriéndolo, o sea devorándolo” (pp. 249-250). Lo que más tarde Freud entendió como la característica más relevante de su artículo fue precisamente su descripción del proceso por el cual, en la melancolía, el objeto catectizado es reemplazado por la identificación. Años más tarde, en Psicología de las masas (1921), retoma el tema de la identificación y parece sugerir una modificación, o tal vez solo una aclaración, a la visión anterior. La identificación, en este trabajo, es algo que precede y se diferencia del objeto catectizado. Además, volviendo al tema de la identificación, en Psicología de las masas, Freud utiliza la palabra “introyección” en varias ocasiones. Escribe: “Primero, la identificación es la forma original del vínculo afectivo con un objeto; en segundo lugar, en forma regresiva llega a ser un sustituto de un vínculo objetal libidinal, como lo es por medio de la introyección del objeto en el yo; y, en tercer lugar, puede surgir con una nueva percepción de una cualidad común compartida con otra persona que no es un objeto del deseo sexual (Freud, 1921, pp. 106-107). Freud retoma esta concepción de la identificación en muchos de sus trabajos posteriores, como, por ejemplo, en El yo y el ello (1923), donde escribe que la identificación primaria con los padres “aparentemente, no es en primera instancia la consecuencia o el resultado de una catexis de objeto; es una identificación directa o inmediata y tiene lugar más temprano que cualquier catexis de objeto” (p. 31). Argumenta que este proceso no está restringido a la melancolía, sino que es bastante recurrente. Estas identificaciones primarias constituyen, en gran medida, la base de lo que entendemos por “carácter” de una persona. Pero, lo que es más importante, Freud sugirió que las identificaciones derivadas de la disolución del complejo de Edipo forman el núcleo del superyó (J. Strachey, 1957, pp. 240-242). (Ver también las entradas EL INCONSCIENTE, CONFLICTO y PSICOLOGÍA DEL YO). Modell (1995) escribe sobre lo que conecta a Freud con las teorías relacionales: “Las teorías posteriores a Freud enfatizaron la importancia de la identificación y la pérdida del objeto en la formación de estructuras… Freud postuló que lo internalizado representaba una relación entre las personas. Por ejemplo, en Esquema del psicoanálisis (Freud, 1940), describió la función del superyó en relación con el yo como la que

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