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biológicamente determinadas siguen constituyendo el principio motivacional para Freud; sin embargo, al mismo tiempo, pone más énfasis en las relaciones tempranas, es decir, en las que se organizan para realizar múltiples encargos a la pulsión. Aquí, el problema de las relaciones objetales está vinculado a una serie de conceptos que anticipan la formulación del modelo estructural: el narcisismo (1914); el nuevo dualismo instintivo, introducido en Más allá del principio del placer (1920); la fusión de instintos; la sublimación instintiva y la identificación (1921). La capacidad del objeto de ejercer una influencia sobre la naturaleza de la estructura psíquica se establece en el trasfondo de este desarrollo conceptual. En Duelo y melancolía (1917a), Freud escribe: “Hubo una elección de objeto… por obra de un enfrentamiento real o un desengaño de parte de la persona amada sobrevino un sacudimiento de ese vínculo de objeto. …pero la libido libre no se desplazó a otro objeto, sino que se retiró sobre el yo… ahí no encontró un uso cualquiera, sino que sirvió para establecer una identificación del yo con el objeto resignado. La sombra del objeto cayó sobre el yo” (1917: 248-49). El proceso descrito en Duelo y melancolía , es decir, la alternancia del yo por una relación objetal anterior que sigue a la pérdida del objeto, se generaliza en Psicología de las masas y el análisis del Yo (1921) como un fenómeno de la psicología normal. A pesar de estos desarrollos conceptuales, la noción de relación objetal no tiene un valor explicativo en la segunda teoría del aparato psíquico, de la misma forma que tampoco lo tuvo en la primera teoría (topográfica). En El yo y el ello , se elaboran todavía más las implicaciones del desarrollo de las relaciones objetales con referencia a “la instalación del objeto dentro del yo” (123: 29). La estructuración del yo y el superyó depende de una serie de pérdidas de objetos. Así, Freud avanza la suposición de que “el carácter del yo es un precipitado de abandonadas catexis de objetos y contiene la historia de tales elecciones de objetos” (123: 29). Las estructuras con una historia de desarrollo, es decir, las reliquias de las relaciones objetales, se añaden a las pulsiones constitucionalmente determinadas y a sus vicisitudes o transformaciones. Por consiguiente, los efectos del complejo de Edipo sobre la estructuración de la psique se entienden como identificaciones y no como catexis abandonadas. II. C. El legado de Sándor Ferenci y Otto Rank Además del problema de las relaciones objetales en la teoría clásica de la pulsión, donde los objetos son creados por el sujeto a partir de una experiencia de satisfacción o frustración, Sándor Ferenczi fue uno de los primeros analistas en reconocer que (i) las relaciones de objeto existen desde el comienzo de la vida, y (ii) las relaciones de objeto se pueden encontrar en las estructuras más profundas de la mente (Haynal, 1988; Kohon, 1986). Junto con sus contribuciones, fundamentales para la teoría clínica, basadas en el análisis de pacientes regresivos, el énfasis de Ferenczi en la falla ambiental temprana y el trauma infantil conforma el trasfondo del desarrollo de la teoría de las relaciones objetales en la escuela británica de Klein, Fairbairn, Balint y
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