Volver a la tabla de contenido
George Herbert Mead había llevado a su compañero Sapir a la Universidad de Chicago, donde John Dewey se encontraba desarrollando su enfoque pragmático de la teoría psicológica y social. Dewey (1896), alumno de Josiah Royce y C. S. Peirce, había publicado “The Reflex Arc Concept in Psychology” [El concepto de arco reflejo en psicología], argumentando en contra de una comprensión lineal sobre el estímulo- respuesta, y a favor de una descripción “circular” donde la designación de un estímulo en relación con una respuesta depende de la naturaleza de la situación. Mead también tenía una formación pragmática sólida, por sus estudios con William James. Estos pensadores pragmáticos, como los gestaltistas, rechazaron las explicaciones causales y reduccionistas y se inclinaron por las descripciones de la experiencia real, examinando el desarrollo del self (sí mismo) en la objetividad del mundo social. Para Mead (1982), “la mente individual puede existir sólo en relación con otras mentes con significados compartidos” (p. 5). El significado se crea a través de la acción e interacción humanas, donde el sí mismo emerge a través de un proceso social. El campo interpersonal de Harry Stack Sullivan es significativo en este contexto. El campo, para Sullivan, no es un concepto psicoanalítico, sino que se refiere a la interdependencia profunda de los individuos en una situación interpersonal, donde la persona es social, donde el sí mismo se encuentra en las valoraciones reflejadas por los demás. Dada su influencia pragmática, el suyo es un campo que se puede observar en relación con lo que las personas hacen entre sí, no con lo que fantasean (Levenson, 1981). Claramente, este prolífico contexto de pensamiento se reflejó en sus formulaciones con respecto a la interdependencia como un concepto de campo. Esto fue fundamental para su reflexión, abonando el terreno para los psicoanalistas interpersonales que condujeron al giro relacional, algo que se analizará más adelante en esta entrada. Los principios de la Gestalt fueron prominentes en toda Europa en la primera mitad del siglo XX y desempeñaron un papel central en la obra de un pensador francés cada vez más influyente en la filosofía francesa: Maurice Merleau-Ponty , amigo íntimo de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Merleau-Ponty impartió clases primero en la Sorbona, y luego fue catedrático de Filosofía en el Collège de France desde 1952 hasta su prematura muerte en 1961. Aron Gurwitsch , alumno de Stumpf y Husserl que emigró a París antes de aceptar su puesto en la New School de Nueva York, lo introdujo al pensamiento de la Gestalt. Merleau-Ponty nunca se consideró un gestaltista (fue una figura prominente de la filosofía fenomenológica), pero empleó el pensamiento de la Gestalt para defender una filosofía del sujeto encarnado en el mundo. El “mundo”, según Husserl y su estudiante Heidegger, es el mundo tal como se vive, “le monde vécu” (Merleau-Ponty, 1945/2012, p. 57), una estructura interrelacionada – pero ambigua– de compromisos significativos. Los fenómenos de la Gestalt proporcionaron una vía para examinar la naturaleza del comportamiento, el pensamiento y la percepción, donde el significado de la percepción abarca desde los fenómenos meramente visuales hasta el abanico completo de la experiencia corpórea.
614
Made with FlippingBook - Online magazine maker