Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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libido objetal y la vuelca sobre sí mismo; es decir, el individuo “desinvieste” en la realidad y se retira del mundo externo por completo. En suma, considerando también los trabajos posteriores de Freud (1923) y Karl Abraham (1924), la teoría de la libido se basa en las siguientes proposiciones (Akhtar, 2009): (1) La libido es una forma de energía mental; (2) La libido puede ser descargada a través de actividades instintivas o quedar “reprimida”, dando lugar a síntomas neuróticos; (3) La libido puede ser investida en objetos (“libido objetal”) o en el sí mismo (“libido yoica” o “libido narcisista”); (4) La libido puede ser móvil y desplazarse de un objeto a otro (movilidad), o bien mostrar una “adhesividad” rígida en sus apegos (fijación); (5) La libido puede dirigirse hacia una investidura amorosa en el sí mismo o en los demás, o bien usarse para “ligar” la agresión e infundir energía en las actividades yoicas (“libidinización”); (6) La libido sigue a las zonas erógenas en la medida en que estas se tornan dominantes en el aparato psíquico durante el desarrollo; de ahí que existan “etapas libidinales” o “fases libidinales” paralelas a las fases psicosexuales del desarrollo; y (7) La libido puede distribuirse en patrones específicos, según las diversas organizaciones de la personalidad o del carácter (“tipos libidinales”).

III. B. LA PULSIÓN EN LA TEORÍA DE LAS RELACIONES OBJETALES BRITÁNICA Y SU INFLUENCIA INTERNACIONAL: DESARROLLOS PROCEDENTES DE EUROPA

III. Ba. Introducción: los orígenes de la teoría de las relaciones objetales en Freud La primera teoría pulsional permaneció en gran medida incuestionada durante la vida de Freud. Hasta los años treinta, el psicoanálisis era básicamente una psicología de las pulsiones. Este marco fue cambiando gradualmente hasta llegar a centrarse, principalmente, en el papel (dialéctico) del objeto en la constitución del sujeto (y viceversa). Las ideas precursoras de este cambio pueden rastrearse (con una mirada retrospectiva) en los primeros escritos de Freud, donde se presenta el papel del objeto dentro de la teoría de la “cadena pulsional” –aunque se suele conceptualizar como el factor más “contingente”–. En “Introducción al narcisismo” (Freud, 1914), por ejemplo, la libido se describe como moviéndose desde un estado indiferenciado de autoerotismo para investir al yo en la primera fase del narcisismo primario, tras lo cual se extiende hacia el objeto –como los “pseudópodos” de una ameba– solo para ser “rechazada” debido a la frustración y “retirada” en un acto de repliegue que culmina en la catexis de las representaciones internas de los objetos (narcisismo secundario). A veces, en los estados psicóticos, la libido incluso se retira de esas representaciones internas de objetos. Es cierto que esta discusión de 1914 se centró mucho más en la libido y sus movimientos que en el objeto, pero el papel esencial del objeto en la raíz

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